Podría parecer una exageración, pero es la pura realidad. Desde hace un tiempo parece haberse generado una corriente empeñada en demonizar al automóvil, culpándolo de todos los males del medio ambiente, como si fuera el único. No voy a volver a entrar en lo distintos que son ahora los automóviles, con unos índices de contaminación muy por debajo de los mínimos exigidos. Ni voy a hablar de los cambios legislativos que obligan a marcas y concsionarios a automatricular vehículos tal y como ocurrió el año pasada cuando entró en vigor el WLTP, o lo que va a pasar este mismo año en el mes de septiembre cuando entre en vigor un nuevo sistema de emisiones de NOx y haya que automatricular alrededor de quince mil vehículos.

Los gobernantes todavía no se han dado cuenta del chollo que es para un gobierno la venta de un vehículo subvencionado por el achatarramiento de otro mucho más contaminante. Independientemente de los beneficios medioambientales, está la cuestión económica. Por un lado las ayudas no son tales, puesto que al final el comprador tiene que hacer constar esa subvención en su declaración de la renta, y si ese importe implica un cambio de tramo, mejor que mejor para las arcas. La venta de un vehículo general un Impuesto de Matriculación que va para las arcas del Estado, lo mismo que el IVA. Ahh, se me olvidaba, la mayoría todavía visitan la gasolinera, y más impuestos. ¿Nadie se ha dado cuenta?.

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