E l mercadillo ambulante de Pontevedra sufrió ayer el boicot de más de la mitad de vendedores, en su mayoría de etnia gitana. Del total de 292 ambulantes censados en la feria pontevedresa, sólo colocaron sus negocios 127, es decir, el 44% de las altas del mercadillo. No obstante, la Policía montó un dispositivo especial para controlar el acceso de los vendedores legalizados al recinto y evitar posibles enfrentamientos entre los ambulantes.

La primera feria montada después de su completa regularización se vio deslucida por la ausencia de estos ambulantes, que optaron por instalarse en el mercadillo de Estribela, que se celebra, tradicionalmente, los miércoles y tampoco está regularizado.

El colectivo de vendedores de etnia gitana advirtieron el pasado lunes que acudirían al mercadillo de ayer para reclamar los puestos que consideraban suyos. Aquel día se celebró el sorteo entre los últimos ambulantes legalizados para conocer cuál sería su nueva ubicación en el mercadillo. No conformes con el resultado del sorteo, el colectivo de etnia gitana encabezado por la familia Morón, anunció que acudiría ayer para reclamar los puestos que le correspondía.

Dispositivo policial

La Policía Local en colaboración con la Nacional montó un dispositivo especial para controlar el acceso de los vendedores a la explanada del Recinto Ferial entre las siete y las nueve de la mañana. Dos controles con sendos agentes solicitaban la licencia de los ambulantes antes de acceder al recinto. En las dos horas en que se permitió el acceso, no se produjo ningún tipo de incidencia.

Estos agentes estaban apoyados por otros compañeros tanto municipales como nacionales que vigilaban en la explanada del Recinto el discurrir de la colocación de puestos del mercado, que también se desarrolló sin ningún conflicto.

Evitar enfrentamientos

Testigos presenciales aseguraron que los vendedores que instalaron ayer sus puestos llegaron antes que en ferias anteriores, para evitar tener que encontrarse con los ambulantes de etnia gitana, y atajar enfrentamientos.

La Policía Local tenía órdenes de impedir el acceso a todos aquellos ambulantes que no tuviesen la licencia en regla. Además, estaba preparada para otro tipo de actos de protesta por parte de los ambulantes no conformes con el mercadillo, como un colapso de furgonetas en el acceso al Recinto Ferial, pero finalmente no se produjo nada de esto.

Mientras la Policía controlaba el mercadillo de la ciudad, la mayor parte de los vendedores ambulantes de etnia gitana decidieron trasladarse hasta Estribela.

Precisamente, la coincidencia de la feria de Estribela con la de Pontevedra pudo ser uno de los motivos por los que se deslució el primer mercadillo regularizado de la ciudad. Habrá que esperar a la próxima feria para conocer cuál será la reacción del colectivo descontento y si boicoteará, otra vez, la feria.