"Cuando nosotros compramos nuestros pisos, realizamos todos los trámites con completa normalidad: pagamos, los elevamos a escritura pública... Algunos vecinos incluso están empadronados"; explica Juan Ignacio Laperiza, presidente de la asociación de afectados. Esto sucedió a finales de los noventa y continuó la venta de pisos, ahora de segunda mano, hasta hace unos meses. "Mucha gente no sabe que cuando estos edificios se construyeron tenían licencia. Después, en el año 2003, fue cuando saltó el pelotazo a la prensa y fue por ese medio por el que nos enteramos de lo qué ocurría".

Después de diez años "todavía son muchos" los dueños que continúan pagando la hipoteca de sus viviendas y no creen que los bancos vayan a perdonarles esa deuda.