Huracanes tropicales, y otras catástrofes naturales fruto del cambio climático, pueden salvar el sistema económico. Bush, que en lo que atañe a la defensa del numerario no es tonto, ha declarado "zona de oportunidad" los territorios de Luisiana y Misisipí afectados por el Katrina. Ahora podrá hacer lo mismo con los de Texas afectados por el Rita. Una «zona de oportunidad» es aquélla en que las devastaciones obligan a reconstruirlo todo, con lo que esto supone de negocio. Hace más de un tercio de siglo el japonés Shigeto Tsuru veía que el derroche y la rápida destrucción de lo producido era el único modo de absorber la superproducción capitalista, y evitar sus crisis. En Irak, Bush ensayó la práctica de esta teoría, pero sin éxito, pues, tras la destrucción, el caos creado no deja hacer negocio a los reconstructores. En eso las catástrofes naturales son menos problemáticas.