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La pesca gallega alivia la falta de relevo con un bum de contratos a extranjeros

Las firmas del sector refuerzan sus plantillas con un nuevo profesional foráneo cada dos días, el mayor aumento desde que se tienen registros

Rozan los 2.000, cerca del 20%

Salida «Argos Berbés» en dirección al caladero de Malvinas en una imagen de archivo.

Salida «Argos Berbés» en dirección al caladero de Malvinas en una imagen de archivo. / Alba Villar

Vigo

La mano de obra extranjera actúa desde hace años como el auténtico músculo del sector pesquero gallego, español y europeo, asumiendo todas aquellas tareas que por su dureza y condiciones ya no hacen los españoles. «Sin ella habríamos desaparecido», reconoce Rosa Meijide, responsable del Departamento de Formación de la Cooperativa de Armadores del Puerto de Vigo (ARVI). Y de igual manera lo evidencian los datos de afiliación del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que contabiliza 1.940 trabajadores por cuenta ajena foráneos inscritos en el Régimen Especial del Mar en Galicia hasta el pasado mes de septiembre, según las cifras más actualizadas.

Nunca han sido tantas personas y nunca han crecido tanto: casi un 11% más en un año o, lo que es lo mismo, 187 incorporaciones en 365 días. Una cada dos jornadas. Pero el verdadero titular que deja la estadística es que la pesca, por primera vez tras siete años de caídas consecutivas, ha conseguido revertir la falta de relevo que padece el conjunto de profesionales del gremio, que crecen de los 10.310 de septiembre de 2024 a los 10.393 registrados este ejercicio en el mismo mes.

Los trabajadores que proceden del exterior ocupan uno de cada cinco puestos que hay en los pesqueros o las cofradías de Galicia, y si no se contemplasen la flota y el marisqueo apenas contaría solo con 8.450 asalariados —los nacionales—, un centenar menos que hace un año. El peso del colectivo internacional en el total de la masa laboral ha pasado del 13% a rozar el 19% en cuestión de un lustro, en el que se ha disparado su contratación al abrigo de múltiples programas de formación.

«Son totalmente necesarios», dice Meijide, que deja claro que todos, tanto armadores como migrantes, están «en el mismo barco». Por ello desde ARVI promueven distintas iniciativas en favor de la capacitación de los extranjeros a sabiendas de que «son la única solución» al déficit de personal, teniendo entre sus principales retos el de «avanzar para que las titulaciones elementales sean fácilmente convalidables». A ello se añaden las facilidades que, desde la asociación, están ofreciendo a los migrantes que realizan cursos en sus instalaciones. La entidad ya ha traducido a sus idiomas natales el contenido teórico que les proporcionan, el año que viene impartirá sesiones telemáticas y el siguiente paso será explorar la posibilidad de acoger un proyecto de arraigo por formación —que correría a cargo del Instituto Social de la Marina (ISM) y la Consellería do Mar— a fin de incorporar más mano de obra.

Se trata de profesionales jóvenes, procedentes en su mayoría de Indonesia, Perú y países africanos como Senegal, Ghana o Malí. Hay quienes arriban a Galicia desde Canarias, después de arriesgar su vida en un viaje en patera desde el continente vecino, y quienes aterrizan con el estatus de refugiados, en busca de asilo y trabajo. Según las cuentas de la cartera que dirige Elma Saiz, los trabajadores del mar foráneos se han disparado un 60% en las última década, en la que los profesionales gallegos han caído un 20%.

La OIT pide multar a las agencias de colocación que cobren a los migrantes por su inserción laboral

«Los pescadores migrantes desempeñan un papel fundamental en la industria pesquera mundial, ya que a través de su trabajo contribuyen significativamente a la seguridad alimentaria, el desarrollo económico y la sostenibilidad de los medios de subsistencia», indican desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que acaba de acordar las nuevas directrices para reforzar la contratación «justa» de trabajadores migrantes en la pesca.

La viguesa Rosa Meijide (cuarta por la izquierda) en Ginebra durante la última reunión de la OIT.

La viguesa Rosa Meijide (cuarta por la izquierda) en Ginebra durante la última reunión de la OIT. / FdV

Entre las medidas a impulsar, la entidad pide prohibir «so pena de sanción» que los reclutadores de mano de obra imputen a los pescadores extranjeros comisiones o gastos correspondientes a su contratación o por proporcionarles empleo. Entre ellos, por ejemplo, los gastos de pruebas médicas y vacunas; seguros de vida; gastos de equipo de protección personal; formación y orientación, o los relativos a la legalización de sus contratos de trabajo, que en todo caso deberán correr a cargo de las empresas que les contraten.

Conforme explican desde OIT, «si bien el sector pesquero puede ofrecer oportunidades valiosas, los pescadores migrantes suelen enfrentarse a problemas particulares».

«La migración laboral en el sector está definida por procesos de contratación complejos, en los que las comisiones de contratación y los gastos conexos pueden ser elevados en determinados países y situaciones, y configurada por modalidades de empleo multijurisdiccionales. Estas complejidades, combinadas con lagunas en materia de control normativo, pueden aumentar el riesgo de vulnerabilidad de los pescadores migrantes frente a prácticas de contratación injustas y déficits de trabajo decente. Pese a la importancia que este sector reviste para la economía mundial, los pescadores migrantes carecen a menudo de protecciones adecuadas», subrayan asimismo.

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