Acoso en la flota oceanográfica
Tragsa inicia una investigación interna por acoso laboral en el oceanográfico «Miguel Oliver»
| Uno de los empleados denunció también una agresión física y estuvo dos semanas de baja | Otros tres trabajadores dejaron el buque la pasada semana con diagnóstico de ansiedad

El oceanográfico «Miguel Oliver», en el muelle Ferrazo de Vilagarcía. | Iñaki Abella

Miguel Oliver Massutí (1918-2004) fue un biólogo que dejó una fortísima impronta en el Instituto Español de Oceanografía (IEO). Su carrera científica arrancó en el laboratorio oceanográfico de Vigo, de hecho, nada más obtener su plaza por oposición en la entidad. Desde la ciudad olívica publicó uno de sus primeros trabajos de proyección internacional, el artículo La sardine de Vigo en 1949, divulgado por el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES, por sus siglas en inglés) en el sexto volumen de sus Annales Biologiques.
Su nombre continúa a flote, literalmente, en el casco del buque oceanográfico Miguel Oliver, adscrito a la Secretaría General de Pesca del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Los servicios de operatividad de esta embarcación los presta Grupo Tragsa, que es el encargado asimismo de la gestión de las tripulaciones. Y que, en estos momentos, trabaja en una «investigación interna» para esclarecer la causa de cuatro bajas laborales consecutivas a bordo.

Personal científico en el parque de pesca del «Miguel Oliver» / IEO / CSIC
Según ha podido saber FARO, y ha confirmado esta sociedad pública —forma parte de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)—, un tripulante denunció una agresión física. Tuvo que ser desembarcado a finales de septiembre en el puerto de A Coruña tras haber informado al capitán de este hecho, corroborado por un compañero, y recibió una baja médica por ansiedad por dos semanas de duración. Trasladó a Tragsa haber sufrido acoso laboral reiterado por parte de, al menos, dos personas que forman parte de la tripulación del buque.
Pero es que en los últimos días la situación se volvió más tóxica. «Han bajado tres más», constataron a este periódico fuentes próximas a la dotación. Según éstas, y como también ha corroborado FARO con la empresa pública, del Miguel Oliver desembarcaron dos varones (marinero y electricista) y una mujer (camarera). Este abandono del buque se produjo en el muelle de Gijón, donde recaló el oceanográfico con fecha del día 14 de este mes; volvió a la mar al día siguiente.
En las últimas horas ha estado en el puerto de Santander y se dirige al de Vigo, al que navega a unos 11 nudos de velocidad y en el que prevé atracar en la tarde de este sábado, como consta en su programación de viaje. Los tres últimos trabajadores que se bajaron del Miguel Oliver han recibido una baja médica por ansiedad derivada, de igual modo, de una situación de acoso laboral.
Cuestionadas al respecto, fuentes oficiales de Grupo Tragsa han confirmado la apertura de una «investigación interna», que todavía sigue «en curso». Una vez concluida esta investigación la compañía adoptará medidas, si las considera necesarias. En concreto, desde el grupo han apuntado que «el Grupo Tragsa adoptará las medidas que considere oportunas, en el caso de que fueran necesarias, con el objetivo de garantizar, en todo momento, la seguridad y bienestar de las personas trabajadoras».
La gestión
Tragsa, a través de su división de ingeniería Tragsatec, tiene encomendada la gestión de la flota oceanográfica pública de España, tanto de los buques adscritos a Pesca —Miguel Oliver, Emma Bardán y Vizconde de Eza— como al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) —Odón de Buen, Ángeles Alvariño, Sarmiento de Gamboa, Ramón Margalef, Francisco de Paula Navarro, Lura y Mytilus—, varios de estos últimos a través del IEO. No era el caso del buque García del Cid, que tenía convenio colectivo propio, al igual que el Cornide de Saavedra; ambos han sido desguazados.
El Miguel Oliver tiene una extensa hoja de servicios a sus espaldas. Es uno de los buques desde los que se evalúan los pequeños pelágicos del litoral norte, como para la campaña Pelacus 0425, que inició el pasado mes de abril desde A Coruña. Entregado en el año 2007 y construido por el desaparecido astillero MCíes, vigués, presenta 70 metros de eslora por 12 de manga.
Tiene capacidad para 45 tripulantes y puede alcanzar una velocidad máxima de 14 nudos. Está dotado de varios laboratorios y un parque de pesca donde se analizan las capturas. Su ecosonda multihaz EM302, de la marca Kongsberg-Simrad, le permite alcanzar los 7.000 metros de profundidad.
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