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Un tapón de lodos, origen de la fuga de amoníaco en el «Albacora Cuatro»

Murieron dos gallegos en el accidente de 2022 de este atunero vigués

Según la Ciaim, no había «una política de seguridad» y los dos tripulantes no tenían «ningún tipo de EPIS»

El atunero "Albacora Cuatro" , en Seychelles, tras el accidente.

El atunero "Albacora Cuatro" , en Seychelles, tras el accidente. / SBC/Ciaim

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Vigo

La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) se reunió la semana pasada para dar la aprobación final a una serie de informes. Entre ellos figura el «ok» al que corresponde al naufragio del pesquero Villa de Pitanxo, todavía por publicar, pero también otros muchos, como es el caso del atunero vigués Albacora Cuatro. El buque fue noticia en junio de 2022 por una fuga de amoníaco que acabó con la vida de dos tripulantes gallegos. Se trataba de dos vecinos de Porto do Son y Ribeira, Francisco Cameán Santos (35 años) y Ángel Boo Vidal (27), respectivamente. Ahora, la comisión dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible señala como «la hipótesis más probable» que «la formación de algún tapón de lodos de aceite» fue el origen de la fuga, al hacer creer a los dos marineros que el depósito que contenía el amoníaco estaba vacío, «motivo por el cual al intentar abrir la tapa se liberó el amoniaco, produciendo el fatal accidente».

El informe

Como relata la Ciaim en su informe de 22 páginas, el Albacora Cuatro, buque de 83,4 metros de eslora construido en Factorías Vulcano y propiedad de la armadora viguesa Compañía Europea de Túnidos, se encontraba faenando en el Índico cuando detectó una avería que le obligó a regresar al puerto de Victoria, en Seychelles. Allí el atunero fondeó a una milla de la costa para llevar a cabo las tareas previas a la instalación de un nuevo tramo de eje, «cuya llegada estaba prevista la semana en que se produjo el accidente».

Con la presencia de un inspector mecánico de la empresa para supervisar la obra, la tripulación del buque, formada por 31 personas, procedió a «realizar otras tareas de mantenimiento en paralelo al desmontaje del tramo de eje seccionado y al acondicionamiento de la zona». «Los oficiales continuaban con su mantenimiento rutinario y la gestión del funcionamiento de los servicios esenciales durante la parada, entre los que se incluía la instalación de amoníaco que preservaba la salmuera de las cubas», apunta la Ciaim en base a las declaraciones recogidas.

En este sentido, la comisión, destaca la experiencia de ambos tripulantes (Boo era jefe de máquinas y Cameán primer oficial). «La tripulación de máquinas estaba muy familiarizada con las tareas de mantenimiento de la planta, teniendo en cuenta que el jefe de máquinas había ocupado ese puesto hace aproximadamente 10 años y el primer oficial de máquinas hacía un año y medio», indicaron los investigadores.

Domo del separador de partículas con la tapa negra desde la que se dio la fuga.

Domo del separador de partículas con la tapa negra desde la que se dio la fuga. / SBC / Ciaim

Según el informe, los bomberos y la tripulación que participaron en el rescate de los cuerpos «confirmaron el origen de la fuga, la tapa de registro del separador de partículas», con dos de los cuatro tornillos ya aflojados. La principal hipótesis —que figura en las conclusiones— es que los dos tripulantes aprovecharon la parada y la espera por las piezas del eje para limpiar «el aceite que se acumula en esa zona». «Es sorprendente, que una persona con la experiencia del jefe de máquinas abriera la tapa sin haber realizado unas comprobaciones previas, siendo la hipótesis más probable que intentaran hacer el vacío en el depósito, sin éxito, debido a la formación de algún tapón de lodos de aceite que les diera un falso vacío, motivo por el cual al intentar abrir la tapa se liberó el amoniaco, produciendo el fatal accidente», apuntan.

«Como factores contribuyentes», desde la Ciaim señalan que «no se habían implantado» una serie de acciones adoptadas en febrero de ese año para la «planificación de la actividad preventiva», además de que «no estaba implantada una política de seguridad a bordo» y los tripulantes fallecidos «no estaban provistos de ningún tipo de EPIS (máscaras etc.)». Por último, apunta que «no se realizaban ejercicios específicos de evacuación, ni relativos a fugas de amoniaco».

Como recomendaciones de seguridad, los investigadores recomiendan a Compañía Europea de Túnidos y al capitán que se elabore «una política de seguridad veraz, creíble y eficaz». «Como parte de esta política de seguridad, que implante de forma efectiva el plan de prevención de riesgos laborales en vigor en el momento del accidente», sentencian.

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