Los «megaarrastreros» amplían su dominio en la UE frente a la asfixia a la flota gallega
Buques factoría y grandes congeladores pelágicos alcanzan las 19.500 horas de faena, un 20% más en un año, sin restricciones a la vista de Bruselas
Dos buques de Ribeira programan ya su venta por falta de rentabilidad a África, que busca otros 3 para comprar

El «Margiris», segundo mayor pesquero del mundo, en aguas francesas. / Sea Shepherd

A veces el mar, aún en la actualidad, se parece a un relato de Homero. Y no solo por la épica de quien lo trabaja: persisten y afloran los gigantes, los titanes, que en esta historia son pesqueros con lenguas kilométricas por popa y esloras imposibles. A veces el mar, todavía ahora, se asemeja a un absurdo cuadro de Dalí: buques de palangre de fondo, que parecieran de juguete, buscando dónde largar anzuelo entre tanto veto, viendo operar a sus costados a esos colosos con treinta veces más capacidad. Se supone que son competencia leal.
Annelies Ilena. Lleva a gala ser el mayor buque de pesca del mundo. Tiene 145 metros de eslora y pertenece al grupo polaco Atlantex, que lo adquirió a la corporación holandesa Parlevliet & van der Plas para hacer surimi. En lo que va de año, de acuerdo a sus datos de posicionamiento satelital —dispositivo AIS (automatic identification system)—, ha faenado durante 1.950 horas en aguas comunitarias. Son registros remitidos por las tecnológicas Google y SkyTruth, con información adicional de la plataforma Triton. Puede pescar y procesar 400 toneladas diarias de especies pelágicas; los ocho barcos de altura que esta semana subastaron su faena en la lonja de Vigo, la de mayor peso por valor de todo el continente, venían con 128 toneladas en sus bodegas. Ocho contra uno, y perdieron.
Este, el Annelies Ilena —Parlevliet lo ha reemplazado por el Annie Hillina, de menor eslora (111 metros) pero idéntica capacidad de procesado— es uno de los once buques factoría y megaarrastreros pelágicos que han faenado este año y el anterior en aguas comunitarias, sometidas a un estricto régimen de asignación de TAC (totales admisibles de capturas) y cuotas, repartidas a su vez por países. Y lo han hecho, también sin excepción, en el caladero de Gran Sol. Puede resultar paradójico, teniendo en cuenta el adelgazamiento pertinaz de la capacidad pesquera europea por las limitaciones a la actividad, que este tipo de embarcaciones tengan libertad para largar aparejos frente a la Bretaña francesa o el oeste de Irlanda. Mismas zonas donde trabaja la ahora pírrica flota de altura española —principalmente gallega—, la misma que ha tenido que adaptarse a las prohibiciones a la pesca de fondo aún sin existir constatación científica alguna de qué huella dejan los plomos del palangre en el lecho marino. Estos buques enormes no tienen puertas de arrastre. No tocan el fondo. Así que pueden seguir.
FARO ha utilizado únicamente los registros de los días que esta docena de súper pesqueros han faenado en aguas de la Unión Europea, porque es habitual que también operen durante algunos meses en aguas del norte de África o en la costa del Pacífico sudoriental. Para disponer de datos equivalentes, las capturas del buque factoría Jan Maria —en lo que va de año ha pescado en Mar de Barents, pero no en Gran Sol— y del Mark —ha hecho lo propio en Noruega y Groenlandia— no han sido tenidas en cuenta. Aún así, las horas de pesca efectiva de este comando oceánico se han incrementado en un 19,8% en 2025, hasta las 19.467,5 conjuntas, en relación al mismo periodo del año pasado. Utilizando las cuotas asignadas a los países donde están matriculados, cumpliendo la asignación de cupos. Todo legal. Mastodóntico, pero legal.
Uno contra 143
El Willem van der Zwan ha sido el buque más prolífico en este registro de horas de pesca, con más de 3.307 desde el 1 de enero. Pertenece a la compañía W. van der Zwan & Zonen, con base en el barrio Scheveningen de La Haya. Es inmenso: 142 metros de eslora, más de 8.700 toneladas de peso muerto (deadweight tonnage), contruido en las gradas de Freire Shipyard. Solo él tiene más capacidad —se expresa en toneladas de arqueo bruto o gross tonnage— que toda la flota cerquera de Galicia, compuesta por 143 embarcaciones a día de hoy.

«Willem Van der Zwan» / Freire Shipyard
Y esta, la del cerco, es la que sufrirá el abismal recorte en los cupos de caballa, del 77%, que los científicos del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES, por sus siglas en inglés) han recomendado para el año que viene. Es una de las especies comodín para los titanes como Helen Mary, Maartje Theadora, Afrika o los mencionados Annelies Ilena y Willem van der Zwan. Los niveles de biomasa que han aflorado de las prospecciones técnicas de este recurso son malos.
¿Y ahora, qué? Otros colosos como el Margiris, Carolien, Dirk Dirk, Zeeland, Frank Banefaas y Alina —completan el listado de los once megaarrastreros analizados por FARO— están diseñados para poder largar sus aparejos en cualquier parte del mundo, incluso en las anárquicas aguas internacionales; los cerqueros gallegos, no. No tienen otro sitio donde pescar.
La postura de Bruselas
Los buques factoría y los grandes arrastreros pelágicos no están prohibidos y tampoco están bajo ninguna vigilancia específica por parte de la Comisión Europea. Tampoco prevé otorgarles una categoría distinta pese a sus dimensiones: presentan una eslora media de 125 metros, más de tres veces la de toda la flota de pabellón español (36 metros). Únicamente figuran dentro del apéndice de barcos que usan «redes de arrastre», como dijo por escrito el anterior comisario de Pesca, Virginijus Sinkevicius.
A comienzos de 2022 fue interpelado por tres eurodiputados franceses —France Jamet, Herve Juvin y Hélène Laporte— sobre este tipo de embarcaciones. «¿Podrá la Comisión facilitar por fin criterios objetivos para definir los «superarrastreros» —las comillas son textuales—, junto con una evaluación de impacto sobre los recursos marinos?», cuestionaron. El comisario dijo «no». Con estas palabras: «Las normas de la PPC [siglas de Política Pesquera Común] vigentes no limitan específicamente el tamaño de los buques individuales ni definen el término «súper» —el entrecomillado también es literal— en relación con este o cualquier otro arte de pesca». A la pregunta de si se ha evaluado la posibilidad de prohibir su actividad en aguas comunitarias, otro «no». Así lo zanjó: «La Comisión no considera que sea necesario modificar dichas normas».

El «Maartje Theadora» / FDV
Por eso se siguen construyendo: al Jan Maria y al Annie Hillina casi que todavía no se les ha quitado el plástico protector, y el Mark —buque factoría de 91 metros— fue entregado en 2015. Las armadoras que operan estos barcos —Parlevliet, Cornelis Vrolijk, Atlantex, Van der Zwan, Alda Seafood o De Boer– aseguran que su presencia en los océanos es imprescindible para el abastecimiento de proteína marina a nivel mundial. «Los miembros de la PFA [Pelagic Freezer-trawler Association] proporcionan alrededor de 5 millones de raciones de pescado al día en países donde la necesidad de alimentos nutritivos y asequibles es mayor», han defendido en distintos comunicados y en respuesta a artículos de prensa que han acusado a esta flota de operar de manera ilegal o en áreas marinas protegidas. Son miembros de a PFA Parlevliet & Van del Plas, Cornelis Vrolijk, W. van der Zwan, France Pélagique, North Atlantic Fishing Company (Reino Unido), Atlantex (Polonia), Doggerbank Seefishcherei (Alemania) y la Lituanian Long Distance Fishery Association.
Más que números
Para que el inmenso Annelies Ilena pudiese abastecer de surimi los frigoríficos de la firma gala Compagnie des Pêches Saint-Malo fue preciso un acuerdo entre Francia y Polonia de intercambio de cuotas: los franceses cedieron 37.500 toneladas de bacaladilla a los polacos a cambio de 1.250 toneladas de bacalao. ¿Por qué? Principalmente, porque pueden. La bacaladilla es una especie recurrida para estos intercambios y Francia tiene mucho más TAC que España, una realidad que no ha mudado desde el germen mismo de la Unión Europea y la política pesquera común. Si a la flota española le corresponden en torno al 7% de todas las capturas posibles, teniendo el 24% de la capacidad pesquera (expresada en GT), a Francia le toca el 10% del pescado, pese a tener menos de la mitad de bodegas que llenar.
Y así es que, con la pinza de la falta de relevo generacional, la caída en la rentabilidad de la flota en España sigue expulsando buques fuera del país. Al menos dos barcos de Ribeira se preparan a día de hoy para ser exportados a Mauritania; otro armador, en este caso de Vigo, busca tres pesqueros gallegos más para mandarlos al mismo caladero africano.
Una comparación de las derrotas: tamaño súper en las mismas aguas objetivo
Las tres primeras imágenes corresponden a las derrotas anotadas en lo que va de año por los pesqueros de capital gallego Ecce Homo (36 metros de eslora, 378 toneladas de capacidad GT), Eixil (32 metros de eslora, 293 GT) y Argeles (39 metros, 393 GT)—dos palangreros y un arrastrero—, con actividad en la costa francesa y Gran Sol.
Las últimas, la de tres buques megaarrastreros que también han operado en las mismas áreas de jurisdicción comunitaria: Carolien (126 metros de eslora, 7.053 GT), Margiris (144 metros, 9.499 GT) y Willem van der Zwan (142,5 metros, 9.494 GT). La eslora media de toda la flota española es de 36 metros, según datos del Gobierno; la de estos grandes pesqueros, de 125.
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