Un termómetro para calibrar la hipertensión del mar

El Centro de Investigacións Mariñas patenta un aparato capaz de medir en el agua, incluso lanzándolo desde un barco, la compactación del suelo marino. La herramienta permite a los mariscadores saber cuándo es necesario realizar las tareas de arado, que son clave para oxigenar los bancos y optimizar su producción.

Pruebas del penetrómetro patentado por el CIMA.  | |  FDV

Pruebas del penetrómetro patentado por el CIMA. | | FDV

J. G.

Vigo

Que el suelo de un banco marisquero sea más compacto de lo normal puede acabar provocándole una hipertensión si no se cuida. La condensación de los sedimentos dificulta la oxigenación del terreno —igual que ocurre en las personas cuando la sangre ejerce una presión excesiva en las paredes de las arterias—, pero en este caso la consecuencia no es que el corazón se vea obligado a trabajar más de lo necesario para bombear sangre, sino que el cultivo del bivalvo no prospera como debería. Los profesionales que se dedican a la recolecta de especies como la almeja o el berberecho saben diagnosticar estos cuadros, en parte porque están acostumbrados a sentir con sus propias manos cómo la ribera se endurece. Y cuando esto sucede, como manda la tradición, es cuando realizan sus labores de arado, llevando los tractores hasta la boca del mar. Para abrir la orilla, airearla y crear surcos que no solo favorecen la fijación de cría y mejoran la productividad, sino que también permiten recuperar la producción de las zonas degradadas.

Ahora, un proyecto liderado por el Centro de Investigacións Mariñas en Vilanova ha diseñado un dispositivo que busca servir como termómetro para medir, y determinar antes incluso que el propio ojo y tacto humano, cuando es necesario descomprimir el litoral. La Xunta ya ha iniciado los trámites precisos para formular su patente, que será libre para que la aprovechen las cofradías de pescadores. De hecho, algunos de los primeros prototipos ya están a disposición de los pósitos para que confeccionen sus propios aparatos, accesibles para todos ellos tanto económica como técnicamente.

La invención se enmarca en la iniciativa Indicadores 22 —financiada dentro del programa Redemar— y aborda la creación de un penetrómetro con el que se podrá comprobar, aún con la marea alta y desde un barco, las condiciones de resistencia del suelo marino. Hasta ahora existían máquinas que podían realizar este cometido pero son mucho más costosas y solo se pueden utilizar en seco, sin llegar a sumergirlas. El nuevo desarrollo toma la forma de una flecha con una punta cónica que se deja caer y se clava en el sedimento, y en función de los centímetros que se hunde indica el grado de compactibilidad de los bancos.

Del asfalto a la orilla

«Junto al aparato hemos creado una metodología para determinar cuando un sedimento está demasiado compacto y cuando no», señala el investigador José Manuel Parada, de CIMA, que explica que un área puede presentar este estado cuando se deja de trabajar, por ejemplo cuando está sujeta a cierres durante un tiempo prolongado por la escasez de marisco. El modelo está inspirado en los compactómetros que se emplean en obras civiles de asfaltado de carreteras, pero la diferencia es que estos últimos incluyen una especie de dinamómetro que perfora la arena con unas palas que giran y en función de cuanto cede el terreno y la fuerza que hay que hacer muestran un resultado u otro.

Lo que está claro, tanto con la herramienta diseñada como con el protocolo, es que ahora el Gobierno gallego podrá asesorar mejor a los mariscadores en cuanto a las técnicas que necesitan, y que los profesionales del mar detectarán antes y con mayor precisión si los sustratos necesitan trabajos de arado. Y es que, como recuerdan desde el Centro de Investigacións Mariñas, labrar es una de las tareas no extractivas que están contempladas en los planes de gestión: «No es solo extraer, hay que vigilar y mantener en buenas condiciones los bancos».

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