Faro de Vigo

Informe “Villa de Pitanxo”: un rugido por los 21

El documento, remitido como borrador a las partes, estará sujeto a alegaciones hasta junio. Descalificado por la armadora y el capitán, que aseguran que carece de “base técnica”, es “esencial” para el cierre de la instrucción. Pesquerías Nores emitió despachos falsos al menos durante ocho mareas

El generador de emergencia volvió a dar luz en el barco a las 04:19 horas UTC. Sirvió para arrojar un leve tintineo sobre el pánico, pero poco más. El motor había reventado, quemado por la falta de lubricación por la fortísima escora, y no había modo de evitar el abandono. Al Villa de Pitanxo se lo comía el mar de Terranova, por babor, que era además el único lado del que había una escalera en la cubierta; en el diseño original del pesquero había otra escalinata idéntica, por estribor, pero esta no existía en realidad. Así que, cuando hubo que evacuar, los marineros –estaban en plena faena, precisamente en cubierta, listos para la virada del aparejo—tuvieron que colarse por la habilitación para tratar de salvarse. Entrar en el pesquero, atravesar puertas, recorrer pasillos. Por dentro de una estructura completamente vencida a un lado, sin gobierno. Abatida por las olas una, y otra y otra vez.

Plano del Barco

Plano del Barco

En el puente de mando se escuchan gritos del primer oficial: llama a su madre. Los engrasadores se afanan en liberar una de las balsas, la de estribor, probablemente con ropa de calle; no sobrevivirá ninguno. La inundación va atrapando a tripulantes que han tratado de ir a coger sus trajes térmicos, y también a los que procuran llegar al puente por los pasillos, a los que están en la sala de máquinas o en el parque de pesca. Solo cuatro lograrán vestir la ropa de supervivencia; solo dos la llevarán “correctamente puesta” cuando son rescatados. Uno es el capitán, Juan Enrique Padín, también equipado con chaleco salvavidas. El segundo es el cocinero, Fernando Santomé, positivo en COVID y fallecido por ahogamiento/hipotermia. Los trajes tanto de Eduardo Rial como de otro marinero no estaban cerrados, con las cremalleras comidas por la salitre.

El agua está a 2 grados de temperatura. No hay opciones de sobrevivir si te caes a ese averno helado. Ya no solo por el shock térmico inicial, con espasmos y “aumento masivo” de la frecuencia cardíaca, que sí puede causar la muerte. Es que, lo resume la Organización Marítima Internacional (OMI), “es más peligrosa la pérdida de calor en los músculos”, que se entumecen e impiden a los marineros mantener la cabeza fuera del agua. El océano a esas temperaturas, que son las que ofrece Terranova, consume vidas por parálisis, durmiendo las extremidades durante hasta media hora, con la persona plenamente consciente, más que por un rápido –en tres o cinco minutos—shock térmico. También lo dice la OMI. Por eso “no es descabellado pensar que el cocinero, de haber llevado el chaleco salvavidas, quizá podría haberse salvado”.

Villa de Pitanxo

Villa de Pitanxo

Quién sabe. Pero no se salvó. William Arévalo Pérez fue el último en exhalar, amarrado a la balsa, desnudo de protección. Escuchando a Samuel, que venga, que ánimo, que aguantara, que la ayuda estaba llegando... Y era verdad, porque el Playa Menduiña Dos estaba cerca. Pero no pudo. Era ya día del 15 de febrero de 2022.

Hasta estas líneas se ha descrito una sucesión de hechos que constan en las diligencias practicadas hasta la fecha, en el informe pericial 01/2024 –elaborado a petición de la Audiencia Nacional– y, sobre todo, en el Borrador de Informe Ciaim 03/2024 –por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos–, ambos desgranados al detalle por FARO. Ambos descalificados por la representación legal de Padín y la armadora, Pesquerías Nores Marín. Los dos, tomados como una especie de testimonio postrero del buque por las familias, un rugido en el duelo por los 21 fallecidos.

Los despachos

En los despachos del pesquero deben constar los nombres de todos los tripulantes y del personal ajeno a la tripulación, como pueden ser los observadores científicos o marineros que serán transbordados a otro buque. El del Villa de Pitanxo, sellado en Vigo con fecha del 26 de enero de 2022, tenía información falsa, como reveló al completo este periódico. La lista oficial incluía 22 nombres, pero fueron 25 las personas que salieron de un muelle de Teis aquella tarde en dirección al caladero.

Sobraba el nombre de Siaka Thior –dio positivo y fue desembarcado—y faltaban los de otros cuatro: Juan Martín Frías Riera, Miguel Lumbres Cumpa (ambos marineros), Francisco Manuel Navarro Rodríguez (observador) y un tripulante número 25, de iniciales A. C., que haría transbordado al Río Caxil ya en medio del océano.

Listado de tripulantes aportado por Nores. // L. G.

Listado de tripulantes aportado por Nores. // L. G.

No era la primera vez que Nores entregaba un despacho falso. Era habitual, más bien, siempre de acuerdo al informe oficial de la Ciaim. El Pitanxo fue diseñado para 22 personas, por eso el observador y el segundo oficial, Raúl González Santiago, dormían en la enfermería. Los técnicos, para este análisis, han revisado siete despachos del pesquero, desde agosto de 2020 hasta enero de 2022, depositados en la Dirección General de la Marina Mercante. Incluso pese al hecho de que en el arrastrero solo podían ir 22 personas, Capitanía Marítima lo despachó con 23 en octubre de 2021. No hubo reparos.

Pero es más: en ninguno de esos documentos oficiales consta el enrole de un observador científico, cuando el Pitanxo siempre llevaba uno a bordo, como obliga el convenio NAFO (capítulo 5, artículo 30). En particular, la normativa establece lo siguiente: “Cada Estado garantizará que todos los buques de pesca que enarbolen su pabellón mientras realicen actividades de pesca […] que lleven en todo momento al menos un observador de acuerdo a lo establecido en este Programa. Un buque no podrá comenzar a pescar hasta que el observador esté a bordo del buque”. De modo que, como resultado de estas conclusiones de la Ciaim, el pesquero de Marín completó al menos siete campañas con un despacho falso, e inició una octava en idénticas circunstancias. Nadie lo apercibió.

El documento, extensísimo (son 149 páginas), lanza un reproche continuo a las administraciones. El documento es claro. "Si el buque pudo operar sobrecargado –determinante para el naufragio, extremo que la armadora niega– fue porque nadie se preocupó de que esto no ocurriera". No lo hizo el capitán, ni la empresa, pero, sobre todo, ninguna entidad de control. "La inspección realizada por la Capitanía Marítima [de Vigo] el día de la salida del buque no detectó que estaba sobrecargado". Es más, por primera vez la Ciaim constata lo que la investigación de FARO demostró en octubre de 2022, cuando publicó el contenido de su último examen de estabilidad: el Villa de Pitanxo jamás debió operar donde estaba trabajando esa noche porque, como resultado de una modificación en su estructura en el año 2012, se le prohibió navegar en zonas de formación de hielos. No se le retiraron los permisos de pesca, todos en áreas de formación de hielos.

El mismo día en que se le notificó esta prohibición, que implicaba que no podía operar en NAFO –es zona A, de formación y acumulación de hielos— y que fue sellada en marzo de 2018, el barco partió a NAFO. FARO ha analizado la derrota del barco en base a los datos AIS de posicionamiento satelital entre la fecha en que se le prohibió operar en Terranova y el 15 de febrero de 2022, cuando naufragó. En total, el buque de Pesquerías Nores Marín, con Juan Enrique Padín Costas como capitán, operó 545 días en una zona que tenía vetada por Capitanía Marítima —dependiente de la Dirección General de la Marina Mercante— debido a su sobrecarga (o sobrepeso); su estabilidad estaba comprometida. Pero el resultado del test fue inocuo, su suspenso no le impidió completar 18 mareas en Terranova, ni iniciar la última, la 19.

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