Francia apunta a una grieta o corrosión en el siniestro del «María Reina Madre»
El buque de Burela naufragó en febrero de 2024 frente a País Vasco y sus 14 tripulantes fueron rescatados
La Ciaim gala afea a Salvamento no desplegar equipos de bombeo

El "María Reina Madre", antes del naufragio / BEAmer

El palangrero María Reina Madre, de bandera francesa y de armador de Burela, naufragó el 9 de febrero de 2024 frente a País Vasco. Estaba a 8,7 millas al norte de San Sebastián cuando sufrió una vía de agua, lo que provocó el escoramiento del buque de 22,4 metros de eslora y su posterior y lento hundimiento, lo que permitió que sus 14 tripulantes pudieran ser rescatados. De la investigación se encargó el Bureau d’Enquêtes sur les Événements de Mer (BEAmer), el homólogo galo de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) de España. En sus conclusiones, recién publicadas, los investigadores apuntan a tres hipótesis: por un lado, la «rotura de un colector secundario en el compartimento del motor», por otro, o bien una «corrosión avanzada en el casco no detectada anteriormente» o «una grieta en una larga costura de soldadura» tras «una reparación reciente».
Como recuerda el BEAmer, el siniestro ocurrió en aquella mañana cuando la tripulación avisó poco antes de las 9.00 horas de la entrada de agua en la sala de máquinas. No pudieron determinar el origen de la fuga y el achique no impidió que siguiera entrando agua. A las 9.08 saltó la baliza y media hora después la Salvamar Orión ya estaba en la zona para auxiliar a los marineros, con la idea por parte de armador y autoridades de remolcar el palangrero a puerto. Sin embargo, la situación empeoró y el barco acabó en el fondo del mar a las 14.31 horas.
La institución francesa señala que existió una «ausencia de medios externos para combatir la inundación» y también una «falta de aislamiento del espacio de máquinas». Como «causas no consideradas», el BEAmer apunta a un coche contra algún objeto flotante o «una fuga en el cojinete» de la hélice, ya que dicen que no pasaría «desapercibida» para la tripulación.
Conclusiones
Así, en sus conclusiones la Ciaim francesa recoge que existen esas tres hipótesis, recordando que el buque sufrió «dos modificaciones importantes» en sus 37 años de servicio y que «en 2022 se detectó desgaste en el casco del buque, con una corrosión significativa». Sobre la grieta, recuerda una gran obra de reparación con soldadura que se pudo resquebrajar por las vibraciones de la caja de cambios o la hélice.
Por otro lado, el BEAmer afea que no se propusieran o solicitaran «equipos adicionales de achique», sobre todo estando a una hora de puerto. Fue «un factor que contribuyó» al naufragio final.
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