Buque pesquero «Madrus», el renacido de Valiela

Cualquier reseña que intente trazar la evolución de la pesca en Galicia ha de incluir necesariamente a Grupo Molares. Como armadora, como compañía de salazón de bacalao o como acicate para la industria de construcción y reparación naval. Sea cual sea la impronta a la que se haga referencia ha de aflorar un nombre, el de su fundador, un emprendedor en los años treinta: José Molares Alonso.

El del buque Mosquito, al que sucederían con el paso de las décadas unidades como la serie de los montes (Meixueiro, Xaxán o Monte Galiñeiro) o el Ponte de Rande. La continuación de lo que fue aquel grupo late hoy con fuerza bajo la denominación social Valiela, armadora del bacaladero Monte Meixueiro y propietaria desde diciembre de 2023, como avanzó FARO, de los arrastreros Lennuk, Novo Virgem da Barca y Madrus.

A este último, tras una reforma integral ejecutada en las instalaciones de Nodosa (Marín), le acaba de dar una segunda vida. A excepción del motor principal y la maquinilla —sometidos a un overhaul, que es un desmontaje completo para una revisión y renovación total—, al Madrus le fueron removidas las entrañas para dibujarlas y montarlas desde cero. «Una vez que te pones con una reforma hay que hacerla bien», resumen desde la compañía. La auxiliar del naval Termogal ha ejercido un papel protagonista en este refit, con la intensa participación de un amplio abanico de firmas gallegas.

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Los trabajos de reforma en este arrastrero —concebido como el Heroya Primero, de Grupo Oya Pérez y construido en 1986— se prolongaron durante más de un año. «Retiramos todo, había que echar todo abajo para hacerlo bien», expone el director gerente de Termogal, David Barreiro, que acompaña a este periódico por el interior del pesquero.

En el Madrus no bastó únicamente con una renovación de materiales porque fue preciso cambiar el diseño mismo de los camarotes, por ejemplo, para permitir el mínimo exigido ahora de 2 metros cuadrados de espacio por tripulante.

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Son nuevos también el parque de pesca (de Josmar) o los túneles de congelación, y la bodega se ha renovado por completo. «Esta es una armadora que se preocupa por hacer las cosas lo mejor posible y favorece nuestro trabajo, quiere la mejor calidad», resume Barreiro. «Lo importante es ofrecer buenas condiciones de trabajo a bordo, y más teniendo en cuenta que cada vez es más complicado incorporar gente para trabajar en alta mar», complementan desde la compañía pesquera, a cuyo grupo está también adscrito el barco Loitador.

Más capacidad

De los tres buques adquiridos en 2023 —a través de la compra de las compañías MFV Lootus Osauhing y Pesqueiros de Terra Nova Lda. por casi 39 millones de euros, como figura en sus cuentas anuales—, el Madrus pondrá proa a caladero esta próxima semana y el Novo Virgem da Barca está operando a día de hoy en el Atlántico sudoccidental. El Lennuk permanece en el muelle de Bouzas, en Vigo, en espera de nuevo destino. 

La importancia de una operación de estas características radica en las cuotas, en el acceso al caladero. Las negociaciones para cerrar esta adquisición se prolongaron durante meses, tanto por la dimensión de la operación como por las distintas ofertas que se pusieron sobre la mesa.

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La armadora de los Molares es una referencia absoluta en el segmento del bacalao –el Monte Meixueiro tiene más del 24% de la cuota española de bacalao, solo por detrás de Pesquera Áncora (buque Lodairo)–, y porcentajes más modestos en gallineta, raya, locha y camarón. Esta expansión le ha permitido, por tanto, diversificar mucho más su portfolio de producto.

Termogal, fundada en 1993, tiene una amplia cartera en el naval español pero también en el extranjero, con trabajos de reparación y mantenimiento en Uruguay, Cabo Verde o Islas Mauricio, así como otros de aislamientos de tuberías para clientes en México, Argentina y Arabia Saudita.