Los incendios son la segunda causa de siniestros graves en el palangre

Solo por detrás de las vías de agua

Trabajo advierte de la baja formación de tripulantes en casos de emergencia, que deriva en la no emisión de señal de «mayday» o el uso de chalecos

El palangrero incendiado Pico Tresmares

El palangrero incendiado Pico Tresmares / Fdv

Lara Graña

Lara Graña

Vigo

La flota palangrera gallega está compuesta por 186 unidades a día de hoy, en distintos caladeros y en sus modalidades de fondo o superficie. Equivale a apenas el 3,4% de todos los pesqueros de la comunidad, si bien representan casi el 35% de toda la capacidad (expresada en toneladas de arqueo bruto, GT o gross tonnage). Aunque presentan un bajo número de accidentes mortales, «presenta una tasa de peligrosidad relativa» muy elevada, cinco veces superior a la flota de artes menores, según un reciente informe (2024) del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), que es el organismo especializado en prevención de riesgos laborales de la Administración General del Estado. Este indicador, el de la tasa de peligrosidad, es el que «refleja la siniestralidad de cada modalidad pesquera». De acuerdo a esta investigación —firmada por Esther Duque, Esperanza Valero, Diego Castro y Ramón Sancho—, los incendios o explosiones son la segunda principal causa de los siniestros muy graves en palangreros, investigados por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim).

Hay otros dos siniestros de barcos de palangre aún sin esclarecer: «Nuevo San Juan» y «Playa Zahara Dos»

Es la misma entidad que habrá de determinar el motivo por el que el pesquero Pico Tresmares, con base en Celeiro pero adscrito a la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), tuvo que ser evacuado de emergencia a última hora de la tarde del pasado domingo cuando trabajaba a poco más de 1.000 millas náuticas al noroeste de la ciudad chilena de La Serena. Los tripulantes arriaron las dos balsas salvavidas y los 19 fueron rescatados horas después por otro palangrero, el Avó Músico —de pabellón portugués pero del grupo gallego Pombo—, en buen estado. No saltó la señal de radiobaliza, que se libera automáticamente gracias a un dispositivo hidrostático que envía la posición vía satélite. También puede accionarse de manera manual. Tampoco se emitió señal de socorro. Como desveló ayer FARO, fue la ausencia de señal del sistema VMS (caja azul) lo que alertó al Centro de Seguimiento Pesquero de que algo había sucedido en este pesquero, en medio de la nada en el inmenso Pacífico.

Para cuando Salvamento Marítimo fue informado del siniestro, a las 7 de la mañana (hora española), las 19 personas que conformaban la dotación del Pico Tresmares llevaba en torno a nueve horas en los botes. Y, dado que no hubo ninguna señal de emergencia, el palangrero permaneció en torno a 13 horas ilocalizado; la embarcación que acudió a su auxilio estaba entonces a unas cuatro horas de navegación. Solo la última señal emitida por el buque permitió al pesquero portugués Avó Músico acudir a la zona y localizar, por fortuna, a los náufragos. El capitán del buque es de A Coruña y el jefe de máquinas, de Lugo; los 17 tripulantes restantes son de nacionalidad indonesia.

Estudio

En el periodo 2008-2021 la CIAIM investigó 23 accidentes muy graves en los que estuvieron implicados buques de palangre, de los que seis obedecieron a una inundación, frente a cinco de un incendio o explosión, casi siempre en la sala de máquinas o el parque de pesca. Como expone este mismo estudio, en el 40% de los siniestros «se determinaron causas relacionadas con la gestión de las emergencias en la mar». Sobre todo, abunda, por la «baja familiarización» de los tripulantes con los protocolos ante vías de agua o explosiones. «Ello se pone de manifiesto en causas como la no utilización de los medios del sistema mundial de socorro y seguridad marítima (SMSSM) —que comprenden desde el uso de la llamada selectiva digital o el sistema Inmarsat—, la demora en avisar a los servicios de salvamento, la no utilización o utilización inadecuada del chaleco salvavidas de abandono y la no realización de ejercicios periódicos de salvamento» (simulacros).

Este es un diagnóstico general, elaborado en base a esos 23 siniestros investigados por la CIAIM, porque las causas del accidente del palangrero de Celeiro tardarán en conocerse, al menos formalmente. Dado que el buque se hundió completamente —al amanecer del lunes solo quedaba a la vista una pequeña parte de la proa— y que previsiblemente se encuentra ahora a más de 3.500 metros de profundidad, la investigación se basará en los testimonios de los 19 tripulantes. Aunque este procedimiento no siempre resulta esclarecedor. La CIAIM, por ejemplo, no pudo establecer las causas del naufragio de otro palangrero, el guardés Dadimar Dos, acontecido en noviembre de 2013 a 300 millas al norte de Cabo Verde. «El análisis de las declaraciones ha puesto de manifiesto la existencia de contradicciones [...] no ha sido posible discernir con certeza cómo discurrieron los acontecimientos». Sus 10 tripulantes se salvaron al saltar a las balsas salvavidas. Los siniestros muy graves de otros dos palangreros están pendientes de esclarecimiento: el Nuevo San Juan, que sufrió un incendio a bordo en julio de 2023, y el Playa Zahara Dos, que embarrancó en Fiyi en junio de 2024 y finalmente se hundió. No hubo víctimas.

Los rescatados, sin chalecos

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo apunta a fallos en situaciones de emergencia en barcos de palangre, que achaca a la baja familiarización de las tripulaciones con los protocolos. La no utilización de los sistemas de socorro o de los chalecos salvavidas son habituales.

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