La UE escucha a la ciencia y rechaza un límite de mercurio más duro para el atún

El comisario de Salud asegura que no hay datos para reducir el máximo apto para consumo: 1 mg/kg

Anfaco, Opagac y Anabac ponen en valor el «papel protector» del selenio para combatir el alarmismo

Tres trabajadores de un cerquero izan uno de los aparejos del barco repleto de atún.

Tres trabajadores de un cerquero izan uno de los aparejos del barco repleto de atún. / Opagac

Vigo

La polémica en torno a la presencia de mercurio en el pescado y su impacto en la salud del consumidor es recurrente. La última más sonada corrió a cargo de las organizaciones no gubernamentales Bloom y Foodwatch, que hicieron saltar las alarmas a finales del año pasado con una investigación basada en el análisis de 148 latas de atún en cinco países europeos, entre ellos España, que advertía que más de la mitad de las muestras superaban «la concentración máxima más restrictiva definida para los productos del mar». Bastaron unas horas para que proliferasen titulares asegurando que «más del 50% de las latas de atún del mercado europeo supera el máximo de mercurio establecido», cuando lo cierto es que el tope más restrictivo al que hace referencia el informe es de 0,3 mg/kg —para pescados pequeños como el bacalao, las sardinas o las anchoas— pero nada tiene que ver con el límite fijado para las conservas de túnidos: es de 1 mg/kg, el triple. El sector criticó la metodología empleada en el estudio, esgrimiendo que en la última década se han revisado 8.000 muestras y casi todas se ajustaron a la ley. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan) certificó por su parte que el último ejercicio con datos consolidados no se había registrado ni un solo incumplimiento en todo el país.

Pese a ello, el debate ha llegado hasta la Eurocámara. A raíz de la alarma creada, varios parlamentarios del grupo S&D remitieron a una pregunta escrita al comisario de Salud y Política de Consumidores, Olivér Várhelyi, para saber si Bruselas se abre a endurecer el nivel máximo de mercurio permitido en los túnidos, alegando «importantes preocupaciones en relación con la seguridad del consumidor». «¿Considerará la Comisión la posibilidad de armonizar el umbral con los de otras especies de pescado para proteger mejor a los consumidores?», plantearon a mitad de diciembre, un mes después de hacerse pública la investigación. La respuesta por parte del máximo responsable en materia sanitaria del bloque comunitario arrojó hace unos días un rotundo «no». Se ampara en la ciencia.

«No se dispone de nuevos datos que permitan una reducción adicional», pone de manifiesto el político húngaro. Asegura que el Ejecutivo europeo tampoco tiene conocimiento de «ninguna información científica» que haga necesario actualizar las conclusiones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Aesa), que en 2012 emitió un dictamen sobre los riesgos para la salud relacionados con el mercurio en los alimentos a partir del cual la CE estableció los límites para el pescado. «En 2022, los niveles máximos de mercurio se redujeron en varias especies a partir de los datos de presencia más recientes, que mostraron que no había margen para reducir aún más límite en el caso del atún, por lo que se mantuvo en 1 mg/kg», explica en su contestación.

Ante la proliferación de «noticias alarmistas», Anfaco-Cecopesca acaba de lanzar junto a Opagac y Anabac la campaña #AtúnSinMitos. Con ella buscan proporcionar «información objetiva basada en la evidencia científica sobre la seguridad y beneficios nutricionales del atún en conserva». Las tres entidades denunciaron la «percepción errónea» promovida por «diversos informes» y ensalzaron «el papel protector del selenio». Recalcan que es «un elemento clave que contrarresta los posibles efectos del mercurio y aporta beneficios esenciales para la salud». También anunciaron que elaborarán un informe actualizado sobre el balance beneficio-riesgo en el consumo de túnidos para «contrastar las fake news».

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