Alertan de la presencia masiva de palos de batea en las playas
Una recogida simultánea retira de la costa gallega más de 15.000 piezas plásticas
S.L.C.
En Galicia existen en torno a 3.300 bateas, de las que la inmensa mayoría —en torno al 68%— se encuentran en la ría de Arousa. En cada una de ellas hay un mínimo de 500 cuerdas a las que se engancha el mejillón y, a lo largo de cada uno de los 12 metros que miden esas sogas, se colocan cinco pequeñas piezas de plástico que sirven para sujetar el bivalvo mientras crece. Sin embargo, esos palillos de batea terminan con frecuencia rompiendo o desprendiéndose de la cuerda a la que se engarzan y acaban acumulándose en las playas.
Hasta hace aproximadamente 50 años esas piezas se fabricaban en madera, pero la actual versión plástica —mucho más cómoda y rentable para los productores de mejillón— supone también un problema ambiental del que llevan años alertando las organizaciones ecologistas.
Tras la recogida simultánea que organizaron el pasado fin de semana cuatro de estas entidades —Limpiarousa, Surfrider España, Proxecto aMARte y Adega —, bautizada como Tarugotón, cerca de 300 voluntarios retiraron de las playas gallegas unos 15.300 palos de batea. Desde Surfrider, María Ballesteros incide en que es necesario «visibilizar» este fenómeno, particularmente frecuente en Galicia por ser una de las principales regiones productoras de mejillón del mundo. «El problema no es tanto que en las bateas se utilicen estos palillos, sino que muchos acaban en las playas y llegan a suponer un foco de contaminación que pone en peligro la biodiversidad marina», explica.
«No se trata de señalar a ningún grupo en concreto, sino de abordar un problema al que entre todos podemos buscar solución», añade Itziar Díaz, de Adega, que aboga por abrir un diálogo con todos los actores implicados —administraciones, empresas, sector bateeiro y colectivos sociales— para buscar una alternativa menos contaminante.
También el sector bateeiro es consciente del desafío ambiental que supone la utilización de estos palillos plásticos. No obstante, desde el Consello Regulador da Denominación de Orixe Protexida (DOP) Mexillón de Galicia, su secretario general, Joaquín Garrido, asegura que solo una parte ínfima de las piezas que se utilizan en las bateas gallegas acaba depositada en la costa. «En comparación con otros residuos, el volumen de palillos que llega a las playas es absolutamente ridículo», sostiene.
Según señala, el sector está «concienciado» sobre la necesidad de promover prácticas respetuosas con el medio ambiente. En paralelo se han llevado a cabo investigaciones para determinar si es posible volver a los palillos de madera, aunque estos tienen, detalla, una vida útil mucho más reducida, por lo que su incidencia sobre el medio ambiente podría, a la larga, ser mucho mayor.
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