La fuga de titulados del mar se agrava por el plus fiscal de la flota extranjera

Los escasos profesionales que se forman en España optan cada vez más por enrolarse en buques británicos o franceses al no tener que pagar el IRPF de los primeros 60.100 euros

El pesquero «Brisca», del armador gallego Eugenio Regal, en una de sus mareas.

El pesquero «Brisca», del armador gallego Eugenio Regal, en una de sus mareas. / FdV

El sector del mar urge un cambio de rumbo en las políticas dirigidas a promover el relevo generacional de la flota. Para dar a conocer las bondades de una ocupación desconocida hoy en día, falta de apoyo en el ámbito educativo y sujeta a desigualdades en materia laboral. Cuesta cada vez más encontrar a jóvenes que quieran enrolarse en un barco ya no como marineros —el rango más raso—, también como oficiales, patrones de pesca o capitanes —en todos los casos con remuneraciones muy por encima del salario medio—. Es un problema que parte de las escuelas —falta concienciación sobre la actividad y sus beneficios; muy pocos orientadores, por no decir profesores, presentan este oficio a los estudiantes como una opción de futuro— pero se arrastra hasta que los recién titulados arrancan su carrera profesional. Los pocos jóvenes con vocación o que han visto en la pesca una alternativa.

Conforme explica Rosa Vila, responsable del servicio de Seguridad Social en la Cooperativa de Armadores del Puerto de Vigo (ARVI), las reglas fiscales a las que están sujetos los pesqueros de pabellón nacional «juegan en su contra» a la hora de atraer nueva mano de obra. Los tripulantes que embarcan en buques de bandera extranjera están exentos de pagar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) de los primeros 60.100 euros de ingresos, no así en su caso, lo que se traduce en una desventaja competitiva que llevan sufriendo años y está intensificando el éxodo de trabajadores: «Cada vez es más difícil encontrar relevo generacional. La escasez es evidente y la fiscalidad no ayuda».

Este escenario se complica aún más si se tiene en cuenta que, unido a esto, el sistema académico y burocrático español es «más rígido» que en otros países. «En Reino Unido o Francia, un curso puede ser suficiente para obtener un título para trabajar en el mar, pero en España se requieren años de formación y una larga lista de cursos después», comenta Eugenio Regal, armador gallego con dos barcos —uno con bandera española y otro con bandera extranjera—. También es testigo de cómo la desigualdad fiscal «está intensificando la fuga» de profesionales del mar. «Se están yendo a barcos con bandera francesa, inglesa, irlandesa... Y no solo los recién titulados, también marineros, contramaestres, jefes de máquinas y cocineros veteranos», advierte.

La posibilidad de ahorrarse los impuestos del sistema español y aprovechar las ventajas fiscales de embarcar en un barco extranjero impulsa un éxodo laboral que pone en jaque a la flota nacional. Ya lo han advertido en numerosas ocasiones desde la Confederación Española de Pesca (Cepesca), que el año pasado solicitó una reunión con el Ministerio de Hacienda para que la misma exención se aplique a los pesqueros españoles. Javier Garat, secretario general de la patronal, incidió entonces en que la actual normativa permite a los tripulantes españoles ahorrarse entre 30.000 y 35.000 euros, lo que origina un «efecto llamada» a enrolarse en buques de otros países.

En el norte de Galicia también se siente la sangría. Manuel Bermúdez, responsable de proyectos de la Organización de Productores de Celeiro, afirma que en los principales puertos lucenses operan barcos franceses y británicos con tripulación española. Sin embargo, a sus ojos el problema va más allá de lo fiscal: «Sí influye, pero hay otros muchos condicionantes». «Si los tripulantes de los barcos de bandera española pudieran beneficiarse de la misma exención, esto ayudaría enormemente a frenar la fuga», agrega. El sector coincide en que este es «el primer paso» para revertir esta situación, pero no el único. También exige agilizar la formación y la convalidación de títulos extranjeros para atraer la mano de obra que no da llegado.

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