Caldo de pescado (y mucha I+D+i) para combatir el envejecimiento
Anfaco-Cecopesca y Pescados Rubén investigan cómo lograr «ingredientes funcionales» a partir de la valorización de la merluza y así crear alimentos elaborados con beneficios frente al «inflammaging»

Celina Costas (tercera por la derecha), ayer, con el resto del equipo investigador de Anfaco-Cecopesca. | Pablo H. Gamarra
Comer pescado es un must para cualquier dieta saludable. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda su ingesta al menos tres veces por semana, a lo que se suma una larga hilera de estudios científicos que periódicamente hacen hincapié en los beneficios que traen consigo los productos del mar. Son investigaciones de ámbito internacional pero también nacional e incluso local, como el que precisamente está abordando en estos momentos Anfaco-Cecopesca de la mano de la empresa lucense Pescados Rubén. Un proyecto bautizado con el nombre de Redinter que quiere conseguir «ingredientes funcionales» mediante la valorización de subproductos de merluza para diseñar elaborados con beneficios frente al inflammaging.
El envejecimiento inflamatorio (en español) abarca un proceso crónico «resultante de la combinación de factores genéticos y ambientales, como los hábitos nutricionales y el estilo de vida, y puede ocasionar la aparición de las enfermedades más prevalentes y debilitantes relacionadas con el envejecimiento», advirtió ayer la patronal conservera en un comunicado. Entre ellas mencionó las enfermedades cardiovasculares, la aterosclerosis, el síndrome metabólico, la diabetes tipo 2, la obesidad, la neurodegeneración, la artrosis, la osteoporosis o el cáncer. Dolencias vinculadas a «un cóctel inevitable», achacado a este estado de inflamación, pero que sí se puede «mitigar».
En esa línea trabaja Redinter, y lo hace además en dos planos. Por un lado, Anfaco-Cecopesca está realizando una serie de «ensayos relacionados con la evaluación funcional de ingredientes y productos finales, aplicando modelos de cribado in vitro (en líneas celulares) y tecnologías ómicas». Con el mismo propósito participará en el diseño de un ensayo clínico piloto que desarrollará con un hospital, mientras Pescados Rubén centra su actividad en la valorización de los subproductos de la merluza fresca con los que se obtendrán los «ingredientes funcionales con alto contenido en proteínas de elevado valor biológico y péptidos bioactivos» que se incorporarán en los productos finales definidos por la empresa.
Celina Costas: «En principio se probarán en reestructurados y salsas o caldos de pescado»
«En principio se probarán en reestructurados y salsas o caldos de pescado», explica Celina Costas, responsable de Biotecnología y Salud de la patronal conservera, indicando que no es el único proyecto que están llevando a cabo actualmente con compañías del sector pesquero, la conserva e incluso el sector agroalimentario, «siempre con el objetivo de aportar evidencias científicas y desarrollar soluciones biotecnológicas para la caracterización de proteínas y otros compuestos de interés para ser incorporados al sistema alimentario por su impacto positivo sobre la salud». «Ya estamos ejecutando algunos proyectos orientados a la mejora de sus productos o procesos con el objetivo de darles esa orientación todavía más saludable, porque estará basada en resultados de investigación, o que les permita dar respuesta a un nuevo perfil de consumidores que valora aspectos medioambientales además de la salud, y que por lo tanto busca productos con nuevas fuentes vegetales como pueden ser las algas y las microalgas», agrega.
Por lo pronto, «todos los resultados obtenidos son positivos y están completamente alineados con los beneficios del consumo de pescado y marisco», remarca la experta. En paralelo a Redinter, Anfaco-Cecopesca ejecuta proyectos europeos como Impress, Novafoodies, Ecoefishent y Sea2See, en los que está estudiando la capacidad como «bioactivos» de hidrolizados proteicos obtenidos a partir de los subproductos de la corvina y la dorada de acuicultura sostenible o del pulpo capturado por pescadores artesanales.
Con los datos que se están recopilando de indicadores microbiológicos, fisicoquímicos, así como ciertos aspectos nutricionales y sensoriales de los productos mencionados, y de la evaluación de contaminantes poco frecuentes o emergentes, se efectuará un análisis riesgo-beneficio del consumo de pescado en estas especies. El propósito es tener a principios de 2027 «nuevas evidencias científicas que permitan plantear nuevas recomendaciones de consumo a las Administraciones públicas, y la importancia de partir desde la infancia ante el reto del envejecimiento poblacional», manifestó la patronal conservera en la nota remitida a los medios.
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