El oceanográfico «Ramón Margalef» buscará cadáveres frente a Valencia con un robot submarino
El buque, adscrito al IEO, se dirige ya a la zona

El «Ramón Margalef». / Cedida

Los remoted operated vehicles (ROV) o robots submarinos teledirigidos que utilizan los buques oceanográficos están concebidos para trabajos de investigación, con grabación de especies, rastreos o tareas de cartografiado. Pero, a veces, sus encomiendas son mucho más complejas y dramáticas.
El Ángeles Alvariño, construido en Vigo y adscrito al Instituto Español de Oceanografía (IEO), participó en la trágica búsqueda, en el año 2021, de los cuerpos de Anna y Olivia, arrojadas al mar por su padre, Tomás Gimeno, frente a las costas de Tenerife. Cumplió su cometido con la mayor de las hermanas, Olivia; el cadáver de la pequeña, de solo un año, nunca apareció.
Aquella misión contó con el despliegue del ROV Liropus 2000, el mismo que está ahora a bordo del Ramón Margalef, su buque gemelo y con matrícula de Vigo. Y ahora es el turno de este último buque, rematado en el astillero Armón, para realizar una tarea similar: la búsqueda de cadáveres. La embarcación, de 46,7 metros de eslora, se incorporará en las próximas horas al rastreo de la costa de Valencia con el arduo encargo de localizar cuerpos arrastrados por la Dana.
Según pudo saber FARO en fuentes directas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), al que pertenece el IEO, el Ramón Margalef se dirige ahora al puerto de Málaga, donde desembarcará a personal científico, para aproar a continuación a las costas de Valencia. Allí desplegará el Liropus 2000. Es un modelo ROV Super Mohawk II, diseñado y ensamblado por Sub-Atlantic, con capacidad para sumergirse hasta los 2.000 metros.
Tanto el Ramón Margalef como el Ángeles Alvariño están considerados como buques de acción regional, por lo que su radio de acción no necesida de un robot submarino que vaya más allá de esos 2.000 metros de profundidad. No es el caso del Odón de Buen, por ejemplo, que acaba de entregar Grupo Armón al CSIC. Esta embarcación podrá operar en condiciones de todo tipo, y así lo hará, de ahí que haya sido dotado de un ROV modelo Kongsberg que podrá llegar a los 6.000 metros de profundidad.
El Liropus 2000 que ahora buscará cadáveres de la tragedia de Valencia será reemplazado por dos modelos nuevos, para lo que el CSIC destinará cerca de 550.000 euros.
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