«Hadassa Bay», acción de rebrotar
Grupo Armón entrega el arrastrero que reemplazará al destruido «Baffin Bay», encargo de la alianza entre Beauchene Fishing y la viguesa Copemar

«Hadassa Bay», acción de rebrotar /
La de Hadassa es una bahía de las islas Falkland. Para los marineros habituados a esas latitudes debe ser como decir Ría de Vigo o Golfo de Vizcaya. «Sí, sí, es la que te topas a babor cuando entras», decía uno de los veteranos ayer en las instalaciones de Astilleros Ría de Vigo. Observando una imagen de esa bahía, al anochecer, instalada precisamente a bordo del buque que lleva su nombre: Hadassa Bay. Un arrastrero congelador que es muchas cosas a un mismo tiempo. Es la construcción número 01 de lo que en su día fue Hijos de J. Barreras, resucitada por Grupo Armón; es el retorno al naval de la ciudad de este tipo de embarcaciones con matrícula local (3ª-VI-5-4-23, en este caso) tras casi 40 años, cuando vieron la luz en Beiramar unidades como Argos Pereira, Beagle F1 o el Sil; y es un proyecto de redención en memoria del Baffin Bay, el emblemático pesquero que sucumbió al fuego en Bouzas en diciembre de 2020 y al que reemplazará desde el año próximo. Porque hadassa, en hebreo, es «árbol que florece». Y esta construcción es un rebrote total.
El astillero que dirige Santiago Martín recibió ayer a decenas de invitados al acto institucional de entrega de este pesquero, de 75 metros de eslora por 15 de manga, que aproará caladero a principios del año próximo para faenar calamar loligo. Desde la pérdida del Baffin Bay y hasta ahora —no hubo marea en este segundo trimestre por los malos resultados de las prospecciones biológicas sobre el recurso— esta alianza ha operado temporalmente con el arrastrero Castelo, propiedad de Grupo Rampesca, en régimen de alquiler. Ahora tocará estrenarlo. Con un coste aproximado de 30 millones de euros, el Hadassa Bay fue un encargo de la joint venture integrada por la compañía Beauchene Fishing Company y la viguesa Copemar. La directora general de esta alianza, Cheryl Roberts, fue la anfitriona de un evento al que asistieron colegas del sector de grupos como Nueva Pescanova o la propia Rampesca, arropados también por uno de los dos patrones de Armón, Laudelino Alperi.

Emblema del buque en la cubierta, con el número «01» de construcción de Astilleros Ría de Vigo. / Lara Graña
Este buque ha sido diseñado para albergar una tripulación de 65 personas, de las que en torno a 42 serían marinería, y hasta tres observadores científicos. A excepción de camarotes de la oficialidad del buque o del cocinero, en cada uno de ellos descansarán un máximo de dos personas. «Claro, es que nada que ver con lo que teníamos antes», resumía otro jubilado de la industria durante un recorrido por las distintas estancias.

Lara Graña
En efecto, nada que ver. Con 14 túneles de frío, el Hadassa Bay tiene una capacidad de congelación de 150 toneladas diarias. Sus cerca de 2.500 toneladas de arqueo bruto (gross tonnage o GT) le permiten disponer de 2.000 metros cúbicos de capacidad, a razón de unas 3.500 toneladas de calamar congelado. Con un cambio drástico en las condiciones de trabajo a bordo porque los bloques congelados de loligo pesarán un máximo de 10 kilos, frente a los 20 kilos tradicionales. No solo facilitarán la tarea en el parque de pesca y las bodegas, sino que son tamaños de bloques que ahora prefieren los clientes de canales horeca o foodservice: más fácil para descongelar y menos desperdicio.
El Hadassa Bay todavía no ha empezado su tarea —tardará unos veinte días en llegar a las Falkland cuando salga de Vigo— pero tiene futuro asegurado. La joint venture resultó adjudicataria de una denominada Quota Individual Transferible B –permiso individual de pesca– durante 25 años: el arrastrero tendrá hoja de servicio que rellenar hasta diciembre de 2048.
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