La vía de agua del «Argos Georgia» resultó fatal al tener compuertas interiores abiertas

El informe preliminar de la Ciaim británica constata la rotura de la ventana de estribor, que pudo observarse desde el puente

Resultó «imposible de controlar» para los tripulantes

Evacuación del "Argos Georgia", con tripulantes en el costado de estribor en popa

Evacuación del "Argos Georgia", con tripulantes en el costado de estribor en popa / Royal Air Force

Vigo

El palangrero de fondo Argos Georgia tenía en el costado de estribor la compuerta para recoger las líneas de aparejo. Al contrario que sus hermanos Argos Helena y Nordic Prince —todos ellos, construidos en el astillero turco Tersan y de la armadora Argos Froyanes—, esta ventana abierta en el casco se cerraba hacia arriba, al revés que una persiana. En medio de un temporal con olas de diez metros y vientos de más de 50 nudos, esta compuerta se fue cayendo «poco a poco», hasta quedar completamente abierta. Fue por aquí, como avanzó FARO, por donde se introdujo una inmensa vía de agua que los tripulantes no pudieron controlar. Y que se convirtió en la sentencia de muerte para el pesquero cuando no se topó con ninguna puerta cerrada que frenase su avance dentro del buque: estaban todas abiertas y el agua terminaría por inundar fatalmente la nave hacia popa. Esta es la conclusión preliminar que acaba de emitir la Marine Accident Investigation Branch (MAIB), homóloga en Reino Unido a la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim). La inundación, certifican los técnicos, «fue imposible de controlar» pese a los desesperados intentos por achicarla. El naufragio, que se produjo el 22 de julio a 190 millas de Port Stanley (Malvinas), se cobró la vida de 13 marineros, cuatro de ellos gallegos (Santiago Leyenda, César Acevedo, Antonio Barreiro y Juan Antonio García Rey Pichón); sobrevivieron 14 personas.

El informe del MAIB es breve pero expeditivo. La rotura completa de la compuerta de estribor se produjo alrededor de las 12:30 horas (locales). Pero fue progresiva, «poco a poco», y pudo ser observada a través del circuito cerrado de televisión. La puerta de bisagra que separaba este compartimento del buque —el que daba a esa ventana en el casco, de 4x2 metros— del resto de la embarcación estaba también abierta. Por eso el agua empezó a inundar uno a uno otros espacios del buque, hacia popa, como la sala donde estaban las máquinas de encarnado automático del cebo del palangre, la de la cinta transportadora o la lavandería. «Las puertas internas que conducían al compartimento de arrastre estaban abiertas. Esto permitió que el agua fluyera sin obstáculos hacia otras áreas, lo que provocó una escora significativa que aumentó progresivamente a medida que entraba más agua», constata la MAIB. «La tripulación no pudo controlar el paso del agua a otros espacios del buque, lo que aumentó aún más la escora hasta que el buque se hundió».

Al advertir la entrada masiva de agua, pasado el mediodía, el capitán notificó enseguida una situación de emergencia, recepcionada tanto por las autoridades malvinas como por un pesquero, presumiblemente el Robin M. Lee, participado por la gallega Moradiña. La señal de radiobaliza, activada con el pesquero fuertemente escorado —no está claro si se accionó de forma manual o automática—, quedó registrada a las 14:11 horas en el Área Naval Austral de Ushuaia (Argentina). El motor principal dejó de funcionar a las 14:45 horas, para cuando la tripulación se había puesto ya los trajes de supervivencia; el Argos Georgia se convirtió en un juguete sin control de 54 metros de eslora bajo un temporal impenitente, a merced del océano.

La evacuación fue un descontrol. A las 16 horas de la tarde, anocheciendo en la zona del siniestro, algunos tripulantes empezaron a evacuar el pesquero tras haber largado dos balsas salvavidas, aunque la señal oficial de abandono del buque no se ejecutó hasta las 16:23 horas. Hasta el momento, los únicos supervivientes de los que se conocen alguna declaración sobre lo sucedido son Francisco Gondar, segundo oficial, y los tres marineros indonesios que fueron repatriados y hablaron ante las autoridades del país asiático. En ambos casos reconocieron la entrada de agua “masiva” a través de la compuerta exterior del buque, como adelantó este medio entonces, siendo Gondar el que recordó que todo lo vieron a través de las cámaras, como recoge ahora la MAIB.

El informe preliminar no profundiza sobre si la compuerta de estribor se abrió o no por un fallo, como tampoco mencionan Gondar ni los marineros la importancia de las compuertas interiores que se encontraban abiertas, claves para que no se pudiera frenar la vía de agua que acabó siendo fatal. En su apartado de recomendaciones, la Ciaim británica emplaza a armadoras y autoridades a evaluar «de urgencia» las compuertas laterales en el casco para «reducir los riesgos asociados» a un fallo en el sistema de cierre. E incide en la importancia de mantener las puertas internas «en posición cerrada» cuando, como fue en este caso, «exista riesgo de inundación».

Recomendaciones de la MAIB

  • Garantizar urgentemente que se haya realizado y documentado una evaluación adecuada y suficiente del riesgo de que entre agua en el buque a través de una puerta lateral del casco
  • Se implementen de inmediato las mitigaciones identificadas para reducir los riesgos asociados a una falla de una puerta lateral del casco
  • Cuando exista un riesgo de inundación consecuente entre compartimentos, se tomen las medidas apropiadas, incluido el mantenimiento de las puertas internas en la posición cerrada

Cronología del naufragio

22 de julio

  • 12:30 horas. La compuerta de estribor se rompe por completo y empieza a entrar agua de manera incontrolada. Como las puertas internas están abiertas, nada impide que la inundación se propague por el buque, por estribor y hacia popa. El capitán da la señal de emergencia.
  • 14:11 h. Se activa la señal de radiobaliza, no está claro si automática o manualmente. Se detecta en el el Centro Coordinador de Búsqueda y Rescate (MRCC) de Ushuaia dependiente del Área Naval Austral, de la Armada Argentina.
  • 14:45 h. Se apaga el motor principal; el buque queda a merced del temporal, con olas de diez metros y vientos superiores a los 50 nudos.
  • 16:00 h. Marineros empiezan a evacuar tras arriar dos balsas.
  • 16:23h. Orden formal de abandono emitida desde el puente de mando.

23 de julio

  • 11:30 horas am. El Robin M. Lee, de capital gallego, y el Puerto Toro (ex de Pescanova SA) localizan las balsas con 14 supervivientes y 9 cadáveres.

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