Las rías gallegas soportan 218 vertidos contaminantes, el 12% del total catalogado

Greenpeace alerta sobre los efectos de la sobreexplotación y el cambio climático | En 20 años, la producción de almeja babosa cayó un 73%: ”No va arriba”, dicen las cofradías

Vista general de la ría de Vigo desde la ensenada de San Simón. |   // MARTA G. BREA

Vista general de la ría de Vigo desde la ensenada de San Simón. | // MARTA G. BREA / Susana López Carbia

Susana López Carbia

Son fuente de riqueza económica, que da de comer a miles de familias gallegas, y de riqueza paisajística, que hacen de Galicia un paraíso de enclaves únicos. Y en torno a ellas vive más de la mitad de la población de la comunidad. Pero la importancia de las 18 rías gallegas va mucho más allá de nuestras fronteras. Representan una de las zonas pesqueras de mayor relevancia mundial y uno de los ecosistemas marinos de mayor diversidad ecológica del planeta. Y, sin embargo, se enfrentan a un sinfín de amenazas que ponen en peligro su supervivencia tal y como las conocemos.

El panorama que dibuja Greenpeace sobre el estado de las rías gallegas es verdaderamente preocupante. Manoel Santos, coordinador de la organización en Galicia, habla de una “situación de crisis” provocada por múltiples fenómenos, comenzando por el cambio climático, pero también por la sobreexplotación de recursos, la contaminación, la destrucción de hábitats, la creciente aparición de especies exóticas invasoras y los efectos derivados de la minería en tierra.

Uno de los problemas más acuciantes es el de los vertidos. A día de hoy, el programa de control de vertidos de la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade está realizando el seguimiento de 218 vertidos contaminantes, lo que supone un 12,13% del total de puntos de vertido inventariados. “El saneamiento de las rías es una de las asignaturas pendientes de la gestión del litoral”, dice Santos. El departamento autonómico recuerda, no obstante, que desde el año 2009 el Gobierno gallego lleva invertidos más de 1.100 millones de euros en actuaciones dirigidas a sanear las rías. Y asegura que hoy en día “el 78% de las masas de agua de las rías se encuentran en buen estado” y que se “ha duplicado la capacidad de depuración de los municipios costeros gallegos”.

Según el diagnóstico de Greenpeace Galicia, buena parte de los 218 vertidos contaminantes que está controlando la Xunta afectan a las rías de Muros-Noia y Arousa, que se encuentran en peor situación, pero también a otras como las de Ferrol, Ares y Vigo. Manoel Santos sostiene que a todas las rías llegan, en mayor o menor medida, “vertidos procedentes de los propios asentamientos urbanos, de estaciones depuradoras que sufren problemas técnicos y de determinadas industrias, ante las que la Xunta no actúa como debería”. Y a ellos se suman, dice, los vertidos derivados de la actividad agroindustrial. Al final, “son fertilizantes, pesticidas, herbicidas y demasiada carga de purín y estiercol, con nitratos y fosfatos que acaban llegando a las rías”, explica.

Sin embargo, la mayor amenaza que pende sobre las rías gallegas tiene más que ver con el cambio climático. “Está teniendo un impacto muy fuerte”, asegura Manoel Santos. No hay más que ver los datos de producción marisquera de los últimos años. En 2002 llegaron a las lonjas gallegas 1.247.508 kilogramos de almeja babosa recogida en alguna de las 18 rías. Apenas 20 años después, en 2022, el volumen descendía hasta los 334.980 kilos, lo que supone una caída de la producción del 73%.

La Federación Gallega de Cofradías de Pescadores no oculta su inquietud por un descenso de la producción que relaciona precisamente con el cambio climático y que se está notando más en especies como la almeja babosa. “Es preocupante. Está bajando en toda Galicia”, avisa el presidente de la entidad y patrón mayor de Ribeira, José Antonio Pérez. “Estamos sembrando y lo que vemos es que, de momento, no va arriba”, explica. “Creemos que estos cambios tan bruscos de temperatura son en buena parte los culpables de lo que está pasando”, señala el presidente de la Federación, convencido de que “el marisco seguirá sufriendo hasta que se adapte a esta nueva situación”.

En estos momentos, la Federación de Cofradías participa en un proyecto con científicos y biólogos para intentar determinar por qué especies como la almeja babosa están desapareciendo de las rías. “En cada zona el propio sector le está explicando la situación a los científicos. Necesitamos respuestas”, dice.

La subida de temperatura en las rías se suma a la entrada cada vez mayor de agua dulce procedente de las precipitaciones. Como explica el coordinador de Greenpeace Galicia, los fenómenos atmosféricos son cada vez más extremos y el patrón de lluvias está experimentando cambios importantes. “Antes llovía mucho y más menudo. Ahora hay menos días de lluvia, pero estas son más fuertes y más torrenciales y eso afecta decisivamente a la salinidad del agua”, aduce. Y a todo ello suma las consecuencias de los incendios en la costa, por el arrastre de cenizas y lodos “que acaban en el mar”.