En la medianoche del 15 de febrero de 2022 la tripulación del pesquero Villa de Pitanxo emprendía sin saberlo su última maniobra de arrastre. Con un motor Wärtsilä en la sala de máquinas y maquinillas Carral de 3.500 metros de cable en cubierta, los marineros tenían que estar listos para los trabajos de virada (recogida), primero, y para los de parque de pesca, después. En ese momento, como fijan los datos de posicionamiento de la caja azul y el AIS (siglas en inglés de Sistema de Identificación Automática), el buque se encontraba en las siguientes coordenadas: 46º 40’ 32” N y 46º 36’ 27” W. Es el punto donde, a cierre de esta edición, permanecía sin movimiento el offshore Ártabro, a quien el Gobierno ha encomendado la misión de obtener todas las pruebas que ayuden a clarificar por qué el Pitanxo desapareció bajo las olas de los Grandes Bancos de Terranova. Los restos del pecio, de entre todos los puntos marcados por el sónar como de posible interés, ya han sido localizados. Este sábado, para cuando se prevén buenas condiciones meteorológicas –este viernes había bancos densos de niebla–, bajarán por primera vez al robot (o ROV, remoted operated vehicle) para grabar a unos 820 metros de profundidad. Y el aparejo es determinante.
Esta posición del Ártabro está notablemente más al sureste de donde la radiobaliza del Pitanxo emitió su señal, probablemente cuando la escora ya era fatal y la presión del agua hizo saltar el sistema hidrostático para la alarma. Pero coincide con el punto donde el buque, a mandos del capitán Juan Enrique Padín, empezó a llenar el copo de pescado por última vez. Este marinero, que está imputado –entre otros delitos– por 21 homicidios por imprudencia grave, aseguró en primera instancia que las redes no habían sufrido ningún percance y que el naufragio se debió a un parón súbito e inexplicable del motor. Uno de los tres únicos supervivientes, el marinero Samuel Kwesi Koufie –el otro que salió con vida es sobrino de Padín, Eduardo Rial–, mantiene que el aparejo sufrió un embarre (espichada, enganchón), que en cubierta advirtieron al capitán que había que cortarlo para salvarse pero que éste, para no perder la pesca de esa noche, se negó, provocando la desestabilización definitiva del buque. Y, con ella, la muerte de casi toda la tripulación y del observador científico, Manuel Navarro.

Padín defendió después en sede judicial que sí había embarrado, pero dos horas antes del naufragio (en torno a las 02:40 horas UTC) y sin ninguna consecuencia. De modo que la misión Pitanxo no se centra únicamente en la localización e inspección del pecio, sino de lecho marino por la ruta por la que estuvo siendo arrastrada la red desde las 02:00 horas UTC del día 15 de febrero de 2022 hasta el punto en el que se asientan los restos del barco. La cuestión, por tanto, no estiba solo en las condiciones en las que haya podido quedar el pesquero –partido, de costado o con las puertas reventadas por la presión–, sino también en qué medida ha sobrevivido la red. Es improbable que, a esas profundidades, haya grandes corrientes que hayan podido alterar significativamente el estado del aparejo respecto al día de la catástrofe. No hay ningún precedente documentado –FARO ha consultado múltiples expedientes de organismos de investigación de España, Francia, Irlanda o Canadá– de un naufragio por los motivos que expone el capitán, de un parón súbito e inexplicable del motor principal. Si el aparejo está todavía enganchado o roto, confirmaría la versión del superviviente Samuel.
Las distancias
A las 02:00 horas UTC, el Pitanxo se encontraba más al norte (46º 47’ 31” N 46º 40’ 10” W) de donde se ubicaba el Ártabro antes de empezar con las tareas de inmersión del ROV Triton. Así que el offshore tendrá que optar o desplazarse 10 millas al noroeste para empezar con la grabación del lecho marino –donde embarró por primera vez– o se mueve otras 13 para hacerlo con los restos del pecio. La distancia entre ambos puntos, y con el buen tiempo previsto para este sábado –sin lluvias, despejado y con olas de hasta escasos dos metros–, es muy corta.
Desde el domingo 28, el equipo de la empresa ACSM ha cumplimentado con creces el objetivo de rastrear 25 kilómetros cuadrados diarios para delimitar la zona donde reposan los restos del buque de 50 metros.