Malvinas (Falklands) sigue siendo un caladero rico en pesca, bien gestionado y, para la flota gallega, uno de sus baluartes fuera de la Unión Europea. El peregrinaje de los buques cada inicio de año hacia el Atlántico sur es una tradición que se vive a pie de muelle en Beiramar o Marín y su regreso supone la generación de trabajo en frigoríficos, astilleros y otras industrias asociadas. Y más aún cuando los buques vienen cargados de calamar, como ha sido el caso. La primera de las dos campañas del año volvió a ser un éxito y los 16 grandes arrastreros que participan en la pesquería fueron capaces de capturar un total de 53.500 toneladas. La cifra supone la tercera marca histórica a estas alturas del año en las últimas dos décadas y, además, representa el estreno de las joint venture con las nuevas licencias para los próximos 25 años aprobadas por el Gobierno isleño en 2022, las llamadas ITQB, la continuación de los primeros ITQ (siglas en inglés para cuota transferible individual).
Desde hace varios días las diferentes unidades que a comienzos de año viajaron al archipiélago han ido regresando a Galicia. A cuentagotas, se reparten por los diferentes muelles de la ría de Vigo, así como en Marín o hasta Vilagarcía de Arousa, descargando los cientos de toneladas de calamar Loligo capturadas en las últimas mareas. Una pesca que antes llegó aquí en los reefer, los cargueros refrigerados que llenaron poco a poco los frigoríficos en tierra o que nutrieron la industria transformadora.
Pese a que todavía tienen que soportar los aranceles por el Brexit (los barcos ondean bandera de las islas bajo dominio de la Corona británica), las empresas pudieron celebrar este año el estreno de las nuevas licencias. El ITQB se otorgó a cada joint venture formada por la armadora gallega y su socia local tras un cambio accionarial que dejó al menos un 51% del control de la sociedad mixta en manos malvinas. A cambio, 25 años de estabilidad en el caladero, hasta 2047, lo que está posibilitando también la renovación de la flota.
Con estos mimbres, y de acuerdo a las cifras que maneja el departamento de Pesca de Malvinas (el Falkland Islands Fisheries Department), los buques fueron capaces de capturar esas 53.500 toneladas, lo que supone una cifra cercana a las 56.400 de la primera campaña del año pasado y de las casi 60.000 del curso anterior. Si bien son dos anualidades descendiendo las capturas, lo cierto es que ha habido épocas en los que esta cifra ya se daría por buena para el año completo.
La marca alcanzada demuestra que las 16.000 toneladas logradas en poco más de dos semanas al comienzo de la campaña, el pasado 26 de febrero, no fueron un espejismo. Ahora habrá que ver si en la segunda campaña se logra una cifra similar para poder superar las 101.158 toneladas de 2022.
Salmón
Este final de la campaña coincide en Malvinas con una polémica que tiene que ver también con otra especie. En este caso, el salmón. La controversia en torno a la posibilidad del cultivo industrial y su impacto ambiental se reavivó en las islas con la solicitud de revisión judicial por parte de la firma Unity Marine Limited de la decisión del Consejo Ejecutivo de marzo del año pasado, en el que negó esta actividad en el archipiélago. El Gobierno isleño prevé impugnar y oponerse a esta revisión, de acuerdo a lo recogido en la televisión local, FITV.
Celebración en las islas por el “debut” y la renovación de unidades: 35 millones por barco
Más de 100 personas relacionadas con el sector pesquero de Malvinas y de sus socios gallegos, tripulantes y representantes de la Administración isleña se reunieron en la capital, Stanley, antes del inicio de la primera campaña del año. El motivo fue la celebración de la nueva relación que los une con la renovación de las licencias de pesca por los próximos 25 años.
La cita fue organizada por la patronal de sector malvino, la Asociación de Empresas Pesqueras de las Islas Malvinas (Fifca), y su secretario ejecutivo, James Bates, resaltó que el ITQB “ha brindado la confianza necesaria” para “continuar invirtiendo en sus amplios programas de sustitución de buques”, con una inversión de “35 millones de euros cada uno”.
Por su parte, la presidenta de la Fifca, Cheryl Roberts, recordó que actualmente hay tres buques en construcción (Copemar, Pereira y Pescapuerta) “con un coste de unos 100 millones de euros”. “La sustitución no es una opción para nuestro sector, sino una necesidad, y el compromiso de las empresas conjuntas locales no puede ni debe subestimarse”, indicó. Roberts puso en valor la “solidez de las duraderas relaciones de las joint ventures” y destacó que “nunca se puede subestimar la importancia y el significado de la asociación con Vigo/Marín”.