Impacto

La guerra frena la expansión en Ucrania de la pesca gallega, que vende un 50% menos

El pasado año fue el peor de la última década en exportaciones de productos marinos al país de Volodímir Zelenski | El bajón se cebó con la merluza: 10.000 toneladas menos

Palangreros atracados en el puerto pesquero de O Berbés (Vigo).

Palangreros atracados en el puerto pesquero de O Berbés (Vigo). / Marta G. Brea

De un año récord a una caída jamás vista: así podría resumirse el impacto de la guerra en Ucrania para las ventas de pescado gallego en el país de Volodímir Zelenski. El que era un mercado en expansión para nuestra comunidad y que registró su pico máximo el pasado 2021 –cuando Galicia exportó casi 17.500 toneladas de productos del mar valoradas en 26,8 millones de euros– se vio severamente afectado por el alcance del conflicto bélico que llegó en 2022. El caos sembrado por Rusia en tierras vecinas de la Unión Europea (UE) hizo descender el importe facturado por la autonomía a más de la mitad –hasta los 13 millones– y redujo en prácticamente dos tercios –a las 6.470 toneladas– la cantidad enviada. La más baja de la última década.

Así se desprende al analizar los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, los cuales evidencian que dicho bajón se cebó con la merluza: principal especie que se comercializa entre Galicia y Ucrania. De un año a otro, las toneladas exportadas pasaron de 14.357 a 4.944 –unas 10.000 menos– en una disminución que se expresó con fuerza en las ventas pesqueras.

Las mismas, sobre todo pescado congelado, supusieron un 28,6% del valor global de las exportaciones gallegas al país de Volodímir Zelenski, si bien por cantidad dicho porcentaje asciende al 62,3%. Es decir, seis de cada 10 kilogramos que se exportaron a la nación en guerra fueron productos del mar –ya sea pescado gallego, moluscos o crustáceos– pero solamente generaron tres de cada 10 euros ingresados.

Esta información, disponible en la plataforma DataComex, concuerda con la que se desprende del Observatorio Europeo del Mercado de los Productos de la Pesca y de la Acuicultura (Eumofa). En este caso haciendo referencia a las "exportaciones de pescado de fondo” de España a Ucrania –bacaladilla, bacalao, merluza, maruca, abadejo, gallineta o eglefino, entre otros–, se da constancia de un incremento interanual de la cantidad exportada a los países intracomunitarios (un aumento del 12,9% entre 2021 y 2022) pero un descenso en las ventas de productos pesqueros a los países extracomunitarios (cercano al 20% y achacado fundamentalmente a la caída de Ucrania, que de nuevo ronda el 50%).

Dentro de los productos que sufrieron la mayor rebaja, otra vez destaca la merluza. España exportó unas 9.660 toneladas en 2022 frente a las 18.700 de 2021, lo que refleja –en base a las cifras citadas anteriormente– que la mayoría del producto nacional es gallego.

A nivel estatal, el mercado de Ucrania también se mostraba en auge, teniendo en cuenta que en los últimos años –aunque no de forma constante– había experimentado una demanda cada vez mayor de pescado de fondo: de las 1.360 toneladas que vendió en 2012 pasó a las 10.696 toneladas de 2022.

Precisamente desde 2015 esta demanda vino experimentando un alza continua a excepción de 2020, año de la pandemia (y en el que cayó un 21,4%) y el pasado 2022, inicio de la guerra de Ucrania y que registró una caída que duplicó a la motivada por la crisis viral.

Respecto a las importaciones extracomunitarias –lideradas por países como Namibia (40.190 toneladas), Sudáfrica (16.000) o Argentina (13.360)–, disminuyeron un 4,6% (de 124.708 a 118.960 toneladas) pero pagamos un 13,3% más (pasó de 441 a los 499,6 millones). En este sentido destaca el caso de China, país del que importamos un 37,7% menos de pescado de fondo que hace una década (11.532 toneladas en 2022) pero al que pagamos un 14,9% más (58,2 millones).

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El Sáhara Occidental, territorio al sur de Marruecos y motivo de conflicto entre este país y Argelia durante décadas, saltó a la palestra a mitad del pasado 2022 por el cambio de postura adoptado por España, que hasta la fecha se había mostrado neutral, defendiendo un referéndum de autodeterminación que fuese acordado por ambas partes. Tras reconocer el plan de autonomía marroquí, definiendo el Sáhara Occidental como una región autónoma dentro del territorio de Mohamed VI, las represalias de Argelia no tardaron en llegar y se fraguaron sobre el comercio exterior.

Afectaron al gas, pero también a productos del mar como el pescado, los crustáceos o los moluscos. En el plano nacional, las exportaciones de productos como la bacaladilla cayeron en Argelia (pasando de las 2.778 toneladas exportadas en 2021, que alcanzaron un valor de 3,5 millones, a las 802 de 2022, un tercio tanto en volumen como en facturación). En el caso de Galicia, respecto a todos los productos pesqueros, las ventas en euros pasaron de 8,2 millones a casi 4 millones.

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