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Capitanía Marítima prohibió al “Villa de Pitanxo” navegar en zonas de formación de hielos

El despacho del buque fijaba un tope de 22 personas, frente a las 24 que iban a bordo | La armadora asegura que todos los tripulantes tenían EPI y estaba autorizada a navegar en NAFO

Marineros en la proa del “Villa de Pitanxo”, retirando hielo a martillazos en una campaña anterior Cedida

Once grados centígrados es la temperatura a la que este sábado estaba el agua en la zona exacta del inmenso Atlántico donde, en la madrugada del 15 de febrero, el pesquero gallego Villa de Pitanxo fue engullido por el mar. Nada que ver con las condiciones de aquella noche, con rachas de más de sesenta nudos, olas desbocadas y un mar que mataba literalmente de frío. Si todos los caladeros son a veces indomables, lo de Terranova supera la crueldad y lo insoportable. “No hay un sitio tan duro, no tiene comparación, ni con Malvinas ni con ningún otro”, esgrime un veterano. Las heladas forman parte de su estampa, con bloques de hielo retirados por la tripulación a martillazos de toda la cubierta, de las malletas al espardel. Es NAFO, zona de pesca para la que el buque de Pesquerías Nores (matrícula y folio VI-5 5-03) tenía licencia para capturar fletán negro, gallineta, raya y locha (brótola). Era el Pitanxo, el que tuvo prohibido navegar en zonas de formación de hielo, según un informe expedido por Capitanía Marítima de Vigo al que ha tenido acceso FARO.

Se trata del certificado de comprobación de estabilidad, firmado en marzo de 2018 y con arreglo al Real Decreto 1422/2002, por el que se determinan las “normas de seguridad a cumplir” por los pesqueros de 24 metros eslora o más. Es un reglamento que no solo aborda las condiciones de un buque cuando se enfrenta a hielo a la deriva (en el agua, como el iceberg que malogró al Titanic), sino que fija directrices para cuando se acumula a bordo. Se basa en la denominada Acta final de la Conferencia de Torremolinos, que emplaza a tener en cuenta el peso del hielo a efectos de la estabilidad. Su regla 34 versa así: “Los buques destinados a faenar en zonas en las que, según se sabe, se produce formación de hielo serán proyectados de modo que se aminore la acumulación de hielo [y] equipados con los medios que la administración considere necesarios” para retirarlo.

Solo consta una modificación registrada en el barco, relativa a la repotenciación del motor principal

En base a estos preceptos, el certificado expedido el 9 de marzo de 2018 estableció lo siguiente: “El lastre fijo no podrá ser modificado sin autorización previa de la inspección de buques. Se prohíbe navegar en zonas de formación de hielos. Se prohíbe llevar carga sobre cubierta”. La armadora recibió una copia. Desde entonces, el Villa de Pitanxo no fue sometido a ninguna obra de remodelación reglada, como consta en el registro de buques de la Comisión Europea, que le hubiese permitido revertir a priori esta prohibición. Solo consta una única modificación, anotada el 19 de febrero de 2020, y que se ciñe a su motor principal, cuando se repotenció el Wärtsilä: pasó de 878 kw a 1.267 kw. Preguntadas a este respecto, fuentes de la representación legal de la armadora aseguraron a FARO que el Villa de Pitanxo “estaba preparado y autorizado para navegar donde lo hacía”.

Aquí en el camarote hace un frío de mil cojones, ya está el hielo por todas partes. No quieren ponerla y es necesario. Solo duermo con la sábana [...] Me duelen al dormir las articulaciones.

Este es un mensaje de uno de los 24 marineros del pesquero –fallecieron 21–, facilitado a este periódico por familiares y para cuya divulgación ha contado con su consentimiento expreso.

Te congelas, ya está el hielo por todas partes. Por encima del guardacalor está el agua congelada.

En la misma Acta final de la Conferencia de Torremolinos se incluyen las zonas consideradas como de acumulación de hielos, entre las que está el conocido como Gran Banco de Terranova. “Los cálculos de compartimentado y estabilidad se realizarán para la condición operacional más desfavorable respecto de la flotabilidad y la estabilidad residuales sin acumulación de hielo”, añade ese protocolo, que también establece la necesidad de que las tapas de las portas de desagüe deberán ser fácilmente desmontables en caladeros como éste. En todo caso, y pese a este certificado de Capitanía Marítima, el Villa de Pitanxo operaba con licencia y bajo el escrutinio del Centro de Seguimiento de Pesca del Ministerio español a través de la caja azul, que se instala en todos los barcos de más de 12 metros de eslora. “La zona en la que faenaba el buque era la correcta, en relación con su actividad en esa marea, que estaba dirigida a la captura de fletán y raya”, abundaron desde la cartera que dirige Luis Planas.

  • Mapa de zonas de formación de hielo

    Según el acta final de la Conferencia de Torremolinos

“Por cada metro cuadrado de superficie se acumulan quizás 30 o 40 kilogramos de peso, lo que reduce la altura metacéntrica de un buque”, comparte un ingeniero naval consultado. A su juicio, el Pitanxo no podría haber navegado en aguas NAFO. El metacentro es la intersección entre el eje vertical y el horizontal del barco, en este caso, trazada desde el centro de la carena (la parte sumergida); la altura metacéntrica, así, es la distancia que hay entre ese metacentro y el centro de gravedad.

El buque, de 50 metros de eslora, pasó la revisión de casco en seco –con inspección de la carena– en enero de este año. El siguiente reconocimiento fijado por Capitanía tenía que haberse producido en enero de 2023: supervisión anual a flote, de la sala de máquinas y la instalación eléctrica.

Pero el Villa de Pitanxo reposa ahora a unos 820 metros de profundidad. Doce cadáveres nunca fueron recuperados.

El despacho

El despacho de un barco es un acto administrativo por el cual la institución correspondiente se cerciora de que cumple todos los requisitos y autoriza su partida. Y en el del Villa de Pitanxo, al que también ha tenido acceso FARO, figura una dotación de 22 tripulantes, no los 24 que salieron de los muelles de Frigalsa el 26 de enero, bajo los mandos del capitán Juan Enrique Padín Costas. Solo él, su sobrino (marinero) Eduardo Rial y el también marinero Samuel Kwesi Koufie esquivaron a la muerte aquella madrugada.

El despacho fue expedido en Vigo, sin observaciones y con 22 personas en el apartado “número de tripulantes”

La resolución del despacho es del 26 de enero, también expedido por Capitanía Marítima de Vigo, donde figura Marín como lugar de procedencia. En efecto, el Pitanxo venía de este último puerto, donde desembarcó un marinero de ascendencia senegalesa positivo por COVID. El despacho es el número 84, con el número de identificación del buque 266237.

– Destino: LA MAR

– Número de tripulantes a bordo: 22.

El capítulo de “observaciones” está vacío.

Familiares aseguran que la enfermería se convirtió en un camarote para alojar a dos marineros

El propio diseño del pesquero, construido en el desaparecido Astilleros M. Cíes, también establece que estaba habilitado para 22 personas, no para las 24 que partieron aquella tarde de enero hacia Terranova. Fuentes de las familias consultadas aseguran que dos de los tripulantes –tenían 24 y 33 años– ocupaban como camarote un habitáculo diseñado como enfermería.

El capitán del pesquero y la armadora están siendo investigados por cuatro presuntos delitos: homicidio por imprudencia grave, contra los derechos de los trabajadores, falsedad documental y encubrimiento.

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