En la denominada Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) hay tres tipos de especies, clasificadas según el nivel de protección que requieren debido a su captura o recolección. En el apéndice 1 están todos los animales y plantas en peligro de extinción, por ejemplo, cuyo comercio internacional está expresamente prohibido, salvo que se trate de una transacción con fines científicos. En el apéndice 2 se incluyen “especies que no están necesariamente amenazadas de extinción pero que podrían llegar a estarlo a menos que se controle estrictamente su comercio”. En su caso, la venta a terceros países es más que compleja, ya que necesita un sinfín de trámites burocráticos para certificar que su explotación no ha puesto en peligro una pesquería o un hábitat determinados. Y es aquí, en este endiablado océano de papeles, donde tendrá que trabajar a partir de ahora la flota gallega de palangre si prosperan las propuestas que hoy se someterán a consideración en la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo (ENVI). Porque Bruselas ha propuesto incluir la tintorera, una de las dos especies que faenan estos barcos, dentro de ese apéndice 2. El otro escualo que alimenta a los palangreros gallegos, el marrajo, también figura en Cites.

El hecho es que no existen evidencias científicas que sustenten una decisión de estas características, defendida por el Gobierno de Panamá. La propia FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha descartado que la tintorera esté en riesgo, o que pueda confundirse con otro tipo de tiburones que sí estén vetados a la pesca industrial. Como publicó FARO, este organismo incide en que la tintorera (Prionace glauca, de la familia de los escualos Carcharhinidae) “no se encuentra amenazada” y que, además, se diferencia bien del resto de las especies de tiburón cuya pesca sí está prohibida, imposibilitando cualquier tipo de confusión. Para Panamá sí existe un supuesto problema para identificar la tintorera a la hora del desembarque, que la FAO desmiente. “Es posible que la carne no se distinga una vez procesada, pero los comerciantes de aletas en los estados con este mercado informan de que el tamaño y las características de las aletas de la tintorera las hacen distinguibles en su forma de producto de mercado”. Entre los eurodiputados que firman el documento de enmiendas figuran los socialistas españoles César Luena y Soraya Rodríguez.

Incluso el Ministerio para la Transición Ecológica reconoció que carece del personal necesario para tramitar los expedientes necesarios. No en vano, solo por las lonjas gallegas pasaron en 2021 un total de 1.608 toneladas de ambos escualos, de los cuales el 96% correspondían a la tintorera. Y los mismos porcentajes se dan en el congelado. “El volumen de capturas es infinitamente mayor que el marrajo –la especie incluida en 2019 y que ya generó muchas dificultades– y ahora mismo no habría personal suficiente para gestionar este operativo por la enorme carga de trabajo que supone”, indicó en Vigo este verano la directora general de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, María Jesús Rodríguez.“Sufrimos el desconocimiento absoluto que tienen las administraciones y ciertos organismos internacionales de nuestra flota”, condenó entonces el presidente de Orpagu, Joaquín Cadilla.

El mismo documento plantea dar la consideración de actividad criminal a la pesca (INDNR, ilegal, no declarada y no reglamentada), lo que derivaría en responsabilidades penales en caso de que un buque incumpliese el margen de tolerancia, que es la flexibilidad entre las capturas registradas por volumen y especie en el diario de pesca y las desembarcadas.