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La saga de los grandes armadores de Vigo

La ciudad vio crecer a emprendedores que forjaron el siglo pasado los cimientos de grupos que, en algunos casos, siguen siendo una referencia en la industria pesquera

José Pereira Álvarez, de Grupo Pereira, con uno de sus barcos al fondo. Pereira

Para José Pereira, O Berbés era a mediados del siglo pasado como Wall Street. Un hervidero de negocio entorno al pescado en el que muchos, tanto de la ciudad como de otras partes de España, vieron una forma de ganarse la vida. Pasando de las embarcaciones de madera, todavía a vapor, a los buques con motor de gasóleo, grandes barcos de acero y, por supuesto, los congeladores y la industria transformadora. La ciudad vio crecer a emprendedores que, casi de la nada, pero no sin esfuerzo y trabajo, se convirtieron en armadores de referencia en el país, sentando el siglo pasado los cimientos de grupos que, en muchos casos, siguen hoy siendo una referencia en el sector. El fundador de Grupo Pereira, fallecido a los 97 años (esta tarde se celebra el funeral), era el decano de una saga de hombres del mar con sello olívico que revolucionaron la pesca.

La empresa de José Pereira, hoy controlada por su hijo José Enrique, celebrará dentro de tres años el 70 aniversario. Su nacimiento, en 1955, coincidió con la expansión del sector, con otros importantes armadores creciendo poco a poco. Y aunque O Berbés emulaba la importante calle de negocios de Nueva York, la zona seguía siendo entonces lugar de trabajo de marineros y pescantinas. Y allí, en sus cantinas, también se reunían para contar sus exploraciones en busca de nuevos caladeros. Como recuerda el actual gerente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Edelmiro Ulloa, el propio Pereira jugaba al dominó con algunos de ellos. Es el caso, por ejemplo, de Julio Vieira.

Abel Caballero y Carmela Silva acudieron ayer al tanatorio para acompañar a los familiares y amigos de José Pereira Álvarez. FdV

Aunque Sociedad Anónima Eduardo Vieira (Vieirasa) surgió a finales del siglo XIX, de la mano de Eduardo Vieira, su relevo lo cogió su sobrino (no tuvo descendencia) Julio Vieira. Conocido como el impulsor de la compañía, apostó por crear filiales en el extranjero para expandir una actividad que, como en el caso de Pereira, se vio marcada por el establecimiento de las 200 millas como zona económica exclusiva de los países ribereños. Falleció en 2016 a los 88 años, aunque ya antes su hijo Eduardo (hoy al frente de la compañía) cogió el testigo.

También en activo se encuentran otras dos grandes compañías forjadas a mediados del siglo pasado. Una de ellas es la creada por José Puerta Oviedo en 1956, Grupo Pescapuerta, que creció a base del esfuerzo de una familia para afianzarse hoy como la cuarta pesquera por toneladas comercializadas. Y si Pereira tuvo como primer amor el barco Pelícano, para Puerta el suyo fue el Ramsés. A partir ahí creció pasándose al congelado, sumando buques, almacenes y factorías. Falleció con 78 años en 2006. Su hijo, José Puerta Prado, está hoy al frente de la compañía.

En la lista, por supuesto, no puede faltar la principal pesquera española. José Fernández López y el intelectual galleguista y empresario Valentín Paz-Andrade fundaron Pescanova, hoy Nueva Pescanova. Surgió en 1960 y dejó su sello en la historia de la pesca con el Lemos, el primer buque congelador del mundo, al que siguieron otros como el Soutomaior, Sobroso, Vimianzo o Villalba, que también introdujeron cambios sustanciales en la forma de faenar. Ya a finales de esa década llegó a alcanzar el centenar de embarcaciones.

La expansión de Pescanova siguió pese al fallecimiento de Fernández López en 1986 y de Paz-Andrade un año más tarde. Los hijos de ambos, Manuel Fernández de Sousa y Alfonso Paz-Andrade (como consejero delegado), tomaron el relevo. El primero se mantuvo de presidente hasta que, en 2013, se destapó un agujero patrimonial de 1.500 millones que le acarreó una condena de 8 años de cárcel. El segundo, que dejó el puesto de CEO en 2007 ante las diferencias con Fernández de Sousa, falleció en un accidente de tráfico el pasado año. Nueva Pescanova, como se refundó en 2015, sobrevive hoy con 1.000 millones de facturación.

Otros grandes referentes en el sector fueron Javier Sensat o Julio Molares, cuyas firmas crecieron hasta ser de las más importantes de la zona y del país, pero que tristemente se quedaron por el camino. En el primer caso su creación fue Casa MAR (Motopesqueros de Altura Reunidos), que fundó junto a Carlos Gómez y otros armadores de la época en 1939. Su crecimiento parecía imparable. De hecho, suya fue de las primeras grandes instalaciones asentadas en Beiramar. Sin embargo, al contrario que en el caso de Pereira, el que llegó a ser el mayor grupo del sector se vio seriamente afectado por el establecimiento de las 200 milllas. Cesó su actividad en 1994 y en la que fue su sede está hoy el Auditorio Mar de Vigo. Sensat no llegó a ver el ocaso de la compañía al haber fallecido en 1977.

José Molares, por su parte, fundó Grupo Molares en 1940. Desarrollaba su actividad con distintas sociedades, como Pesaiba, y contaba con frigorífico, secadero de bacalao y muelle propio en la ría, donde hoy se ubica Fandicosta. Molares falleció en 1975 y su hijo Carlos tomó el relevo, expandiendo las instalaciones de Domaio e incorporando ideas nuevas, como el buque nodriza Gloria del Mar, y los caladeros. Molares hijo falleció en 1995 tras una enfermedad, cuando proyectaba reflotar Pesaiba tras una grave crisis. La continuación de lo que en su día fue este grupo está en la armadora Valiela, dirigida por el nieto de José Molares y que opera un bacaladero.

Aunque ni mucho menos son todos los importantes, los Puerta, Pereira, Molares, Fernández, Sensat o Vieira son ejemplo de la saga de armadores que hicieron grande tanto a Vigo como a su sector pesquero.

Algunos empresarios clave

  • Javier Sensat

    Fundador de Casa Mar

  • José Fernandez López

    Fundador de Pescanova con Valentín Paz-Andrade

  • Julio Vieira

    Impulsor de Vieirasa

  • José Puerta

    Fundador de Grupo Pescapuerta

  • José Molares

    Grupo Molares. En la foto, su hijo Carlos

In memoriam

Bo e xeneroso

Enrique César López Veiga*

Lamentablemente nos acaba de dejar D. José Pereira a los 97 años, una de esas personas a las cuales Galicia le debe mucho por haber sido capaz de crear desde abajo una gran empresa que ha proporcionado progreso y empleo. Ha sido la suya una vida plena y enriquecedora y su obra permanece, aunque lamentablemente él se haya ido.

En el mundo empresarial vigués ha constituido un ejemplo de empresario sensato y con una filosofía de desarrollo basada en su conocida máxima que tantas veces nos repetía en el sentido de que había que hacer las cosas “ó paso do boi”, es decir siempre dar el paso siguiente con una pata cuando el resto de las patas estaban bien apoyadas en el terreno.

Lo conocí ya en los tiempos en que fui gerente de la Cooperativa de Armadores de Vigo y siempre consideré que era una de esas personas a las que había que escuchar por su sensatez. Nunca daba una opinión de la que no estuviera muy convencido y si no quería darla sencillamente, y con una gran educación, te decía que no te la podía dar. Era un gran escuchador que hacía honor a aquella máxima que dice que “hay que escuchar el doble de lo que se habla” y lo hacía con gran educación y respeto.

Cuando tenías una charla importante con él, solía coger su codo derecho con su mano izquierda, la mano derecha al mentón y la mirada al suelo y paseaba por la habitación. Recuerdo que un colega suyo armador decía que miraba al suelo para asegurarse de que no se le caía ni una peseta. Y desde luego no se le cayó ni una porque supo desde muy abajo construir un verdadero emporio pesquero internacional, saltando a otros países, Argentina, Namibia, Malvinas, con una flota de buques pesqueros muy bien gestionada y una industria de transformación que generó y generará aún mucho empleo. Valiente en la defensa de sus derechos y de paso en el de los demás, como su gallarda defensa ante el abuso de las autoridades pesqueras canadienses en el caso del “Estai”.

Un gran empresario, condición que en su lado humano llevaba con una gran discreción y sin ostentaciones. Hombre del Val Miñor donde se le podía encontrar cantando las excelencias de los callos del Mineiro. Humilde y buena persona que supo además preparar su propio relevo mediante una tutela progresiva de la empresa hasta una delegación total de sus funciones en sus seguidores: sus familiares, quienes lo veneran y respetan.

Una gran pérdida inevitable, ya que la edad no perdona, pero D. José entra en la historia pesquera de Galicia y en la Galería dos Bos e Xenerosos, de los que canta nuestro Himno Gallego.

*Exconselleiro de Pesca


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