“Yo empecé de cero, tuve que tirar de mucha caja de pescado con mis manos; siempre fui un trabajador nato, el trabajo fue mi pasión y hobby”. Quien conocía a José Pereira Álvarez sabe que estas palabras, escritas a modo de memorias en las páginas de FARO en 2011, son más que ciertas. Así lo atestiguan los casi 70 años de vida de Grupo Pereira, la firma que fundó en 1955 y que hoy goza de buena salud siendo la octava pesquera del país por toneladas de pescado comercializadas. Por eso ayer la industria del mar española, gallega y especialmente de Vigo, lloraba el fallecimiento a los 97 años del que era el decano de aquella saga de armadores olívicos que lograron expandir la tradición pesquera local por los mares de todo el mundo.
Pereira llegó a O Berbés a los 16 años desde su Donas (Gondomar) natal, “que para alguien del Val Miñor era como Wall Street, la América más próxima”, decía. Al contrario que su familia, la de su mujer, Matilde Molares, sí estaba vinculado al mundo de la pesca. Y así fue cómo empezó a entrarle el gusanillo, contagiado también a su hijo José Enrique, hoy al frente del grupo.
Tras empezar con pequeñas exportaciones, decidió dar el salto como armador con la compra (a Gaspar Massó) del Pelícano, un barco de madera que siempre recordaba como su “gran amor” en el sector y el comienzo de la gran aventura de la pesquera.
“Yo era solo un chaval, y ahí empezó todo”. Tenía entonces 30 años, pero aquello fue el comienzo de una andadura que le llevó a vivir situaciones difíciles, como los cambios que supuso la entrada de España en la Comunidad Económica Europea o el apresamiento del Estai por parte de Canadá en 1995 en la conocida como Guerra del Fletán. Aunque también momentos más felices, como la expansión de su actividad, la innovación en el arte de la pesca, el reconocimiento a su labor o la incorporación de más barcos a su flota.
Para ello fue clave, por ejemplo, la crisis del sector con la expansión de las aguas territoriales hasta las 200 millas, en los 80. Aquello dejó a la Caja de Ahorros de Vigo como el principal armador ante los apuros económicos de las firmas y Pereira supo ver la ocasión para adquirir buques. “Vi la oportunidad de hacer empresas mixtas y nos arriesgamos; nos salió bien y la empresa se expansionó”, explicaba en 2011.
“Figura clave en el desarrollo, modernización e impulso de la competitividad del sector extractivo”
Ahora, la actividad de Pereira cubre toda la cadena, desde la pesca con una veintena de buques, a la elaboración, comercialización y distribución. “De hecho, fue uno de los precursores gallegos en la apuesta por dar valor a los productos del mar y asumir todos los procesos de esa cadena”, recordaba ayer la conselleira del Mar, Rosa Quintana.
El fallecimiento de Pereira, galardonado con la medalla de oro del Club Financiero de Vigo en 2009, despertó una oleada de mensajes de apoyo para su familia y amigos y reconocimiento a su labor, como hizo Quintana. “El Ejecutivo gallego lamenta la pérdida de uno de los referentes de la industria pesquera de la comunidad y una figura clave en el desarrollo, modernización e impulso de la competitividad del sector extractivo”, señaló.
“Es un terrible sentimiento de pérdida de un insigne empresario”
El alcalde Vigo, Abel Caballero, resaltó por su parte a Pereira como “una persona excepcional y un empresario singular”, que a su juicio convirtió a la pesquera “en una de las grandes empresas de pesca de España y de Europa”. “Hay que destacar su dimensión humana, su capacidad para tratar a los trabajadores y trabajadoras de su empresa, pero en general su atención a Vigo y su atención al crecimiento de la economía de la ciudad”, señaló el regidor, que al igual que la conselleira envió “el pésame a sus hijos, nietos y a toda su familia”. “Hoy Vigo pierde a una persona excepcional, pero continuará en nuestro recuerdo y en la saga generacional que lleva adelante el gran grupo de pesca Pereira. Descanse en paz”, concluyó Caballero.
El presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo, hogar de algunos buques de la armadora, destacó al veterano empresario como “una persona querida y fundamental”. “Pionero en la transformación del sector pesquero de Vigo en el que logró crear y consolidar uno de los grandes grupos de la pesca gallega. Trabajador incansable al que echaremos de menos”, indicó Jesús Vázquez Almuíña.
“Enseñó a muchos los valores del esfuerzo y de la constancia”
El sector empresarial también lamentó la pérdida de uno de sus máximos referentes. “Es un terrible sentimiento de pérdida de un insigne empresario”, comentó el presidente del Círculo de Empresarios de Galicia, Manuel Rodríguez. “Enseñó a muchos los valores del esfuerzo y de la constancia. Un gran emprendedor fundador de un gran grupo pesquero. Lamentamos profundamente su pérdida, y más en momentos en donde nos hacen falta personas y empresarios con su visión, experiencia y valores”, añadió por su parte el presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, Jorge Cebreiros.
Una huella imborrable
Javier Touza*
Hoy en día nadie pone en cuestión que Vigo es uno de los puertos pesqueros más importantes del mundo, pero esto no se consigue de la noche a la mañana ni por azar. Para alcanzar esta posición tan privilegiada es necesario que se den unas circunstancias muy especiales. La principal es que surja una generación de líderes empresariales, que de la mano de grandes profesionales hacen viables grandes proyectos.
Esto es lo que sucedió en Vigo y su área de influencia. En los años 50 y 60 surgió un grupo de armadores que apostaron por el sector pesquero de manera decidida, constituyendo empresas armadoras y asociándose en organizaciones sectoriales como la que tengo el honor de presidir: la Cooperativa de Armadores de Vigo.
Uno de estos ilustres empresarios fue D. José Pereira Álvarez, natural de Gondomar, que siempre se caracterizó por tener una clara visión de futuro y por aprovechar las oportunidades que a nivel profesional le fueron surgiendo en su dilatada trayectoria. Este egregio personaje siempre tuvo una máxima, tal como reza la metopa de su despacho: “Nós, como o paso do boi, lento pero seguro “.
Pero esta exitosa trayectoria también se vio salpicada por momentos de gran angustia y preocupación, especialmente cuando las patrulleras canadienses apresaron injustamente el “Estay “a 250 millas de la costa canadiense en 1995. Cuando el barco fue liberado y retornó a Vigo contó con un desbordado apoyo de la ciudad. Miles de personas se agolparon para demostrarle el cariño y el apoyo a los tripulantes y a la empresa.
Esta estirpe de grandes personajes de nuestra ciudad fueron los grandes artífices del éxito actual de nuestro sector y de la situación tan privilegiada que ocupa en el contexto internacional. Nuestro sector y Vigo nunca le agradeceremos lo suficiente la gran contribución a la generación de empleo y riqueza para nuestro territorio.
D. José Pereira, quisiera decirle, que su cuerpo físico nos acaba de abandonar, pero su espíritu, su forma de actuar en la vida, su humildad, su generosidad… deja en todos los que tuvimos el placer de conocerle una huella imborrable. Como acertadamente destacaba cuando tenía alguna oportunidad: “Para el progreso de la pesca en Vigo todos son necesarios: armadores, comercializadores, tripulaciones y trabajadores de todo tipo. Y sin duda alguna, en marineros y en patrones, los gallegos, los mejores del mundo”.
¡Esperemos estar a la altura de nuestra responsabilidad y transmitir a nuestros descendientes un legado tan atractivo como usted supo hacer con sus hijos y nietos!
Descanse en paz.
*Presidente de ARVI
Un armador innovador
Eloy García*
La familia Pereira perdió ayer a su padre y Vigo a un referente que luchó contra viento y marea por defender su pasión: el mar y la pesca. En estos momentos solo puedo trasladarles a sus seres queridos todo el cariño que siento por ellos. Compañero y amigo José Enrique, hoy te acompaño como tú antes lo has hecho conmigo.
D. José Pereira Álvarez fue un hombre excepcional, constructor de su propio imperio con profundo esfuerzo y dedicación. Desde aquel primer barco de madera, el Pelícano, supo edificar una empresa sólida y comprometida. Fue un armador innovador, que supo adaptarse a los tiempos nuevos que llegaban.
Con el buque congelador Puente Pereiras fue en su momento un valiente precursor de la construcción de grandes congeladores.
No fue un camino de rosas. Se enfrentó con tesón a episodios duros de la pesca gallega. Vivió el apresamiento de su Estai en aguas de NAFO, sin que hubiera motivos para ello, y lidió en la búsqueda de nuevos caladeros cuando se comenzaron a declarar las nuevas Zonas Económicas Exclusivas. Nunca se rindió y marcó el rumbo con decisión, rumbo que hoy sabemos fue el acertado.
Aquella aventura que comenzó con el Pelícano se transformó en un grupo empresarial capaz de pescar, transformar y distribuir su propio pescado, presente en media docena países de todo el mundo. El apellido Pereira navega por los océanos portando el valor de la humildad y el trabajo.
El mayor legado que nos deja D. José Pereira no es su empresa, sino el cariño que profesaba a todos los que lo rodeaban y del que hoy estoy seguro de que no se olvidan. Pero también la filosofía que supo inculcar en el día a día y que se transmitirá generación tras generación garantizando el éxito de la empresa que fundó.
Esa dedicación por la mar no la perdió nunca, ni siquiera después de su merecida retirada de la presidencia del Grupo Pereira. Nunca dejó de visitar la empresa, siempre dispuesto a ayudar cuando hacía falta y a aconsejar desde la experiencia cuando los tiempos venían malos. Estoy seguro de que se echarán en falta sus palabras en los próximos años.
Siempre he defendido que los homenajes hay que hacerlos en vida. No tuvo uno, sino varios. Recuerdo con especial cariño el de 2011, en la Feria Conxemar, cuando le regalamos un esmalte del Pelícano, símbolo de una trayectoria intachable que hoy resumo en estas líneas para compartir mi dolor.
Hasta siempre, querido jefe
Virginia R. Mateos*
Muchas cosas se han escrito sobre el fundador del Grupo Pereira, D. José Pereira Álvarez, durante los últimos años. Pero, a pesar de haberse convertido (paso a paso, pero firme y seguro) en uno de los grandes de la pesca en Galicia, yo no voy a hablar de su trayectoria personal, empresarial y profesional, que ha sido impecable, sino de su humanidad.
Un caballero de pies a cabeza, respetuoso, discreto, con una mente privilegiada y una visión estratégica difícil de igualar, jovial, con un fino sentido del humor y, como a él le gustaba que le dijéramos: “un poco pillo”. Trabajador incansable hasta el último momento. Dedicado por completo a su familia de sangre, sus hijos y nietos, pero también a su familia del mar; la empresa, los barcos y la pesca eran su vida. Le gustaba llegar todas las mañanas (sin faltar un solo día) a la oficina y despachar con unos y con otros. Pero no sólo por trabajo, sino por cariño; le encantaba estar con nosotros, y con su afecto y comprensión consiguió que en la empresa nos sintiéramos como una familia.
Sabedor de que cualquier cambio en la sociedad podría perjudicar a sus empleados, su máxima siempre fue proteger a sus trabajadores y a sus familias. Hombre generoso, y altruista sin ninguna ostentación, se ha ido como siempre ha vivido: discretamente, sin ruido, pero dejando una huella humana y benéfica de la que, sin duda, en Galicia y en Vigo, estaremos siempre orgullosos y agradecidos.
Que la Patrona del Mar, la Virgen del Carmen, le haya acogido en su “Pelícano” para pescar por los mares celestiales.
¡Feliz travesía D. José!
Hasta siempre, querido jefe.
*Trabajadora de Armadora Pereira