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El tiempo se acabó: la tregua derramada del Villa de Pitanxo

Los vendavales vuelven a la zona del naufragio sin que el Gobierno haya puesto en marcha una misión para supervisar los restos del pecio E Las familias, pendientes de los juzgados

Pesquero gallego que opera en NAFO, cubierto de hielo. | // IMAGEN CEDIDA

Las pilot charts son una herramienta esencial para la planificación de rutas en alta mar. Lejos de la información que aportan los nuevos y modernos sistemas de navegación, aportan datos compilados por marinos, radio-boyas o satélites respecto a qué se puede esperar –vientos, corrientes...– en una determinada época del año para cada punto del océano. El de Terranova es un caladero inclemente, duro, pero que en los meses de julio y agosto dulcifica su rostro. La escasa tregua remata en septiembre; la paz que ofrecía el metro de altura de las olas registradas esta semana en la zona del naufragio del pesquero Villa de Pitanxo –con vientos de escasos 11 nudos y temperatura en superficie de 17 grados– no va a quedarse mucho más tiempo.

Pilot chart de la zona de NAFO NGIA

“La frecuencia de olas con 12 pies de altura o superior (3,6 metros) aumenta notablemente en comparación con los meses de verano. La frecuencia de los vendavales aumenta en septiembre, particularmente en las latitudes del norte. La frecuencia de ciclones extratópicos aumenta desde agosto y es posible que se produzcan tormentas severas ocasionales”. Son tres extractos del pilot chart para el área de pesca de NAFO para el mes próximo, facilitada por la National Geospatial-Intelligence Agency (Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial), ubicada en la localidad norteamericana de Fort Belvoir.

El tiempo de clemencia meteorológica para bajar al pesquero de Marín, hundido el 15 de febrero a unas 300 millas de la costa de Canadá, se ha terminado.

Fallecieron 21 de los 24 tripulantes; los cuerpos de doce de ellos no han aparecido. La petición de las familias para que el Gobierno fletara esta misión submarina –los restos del pecio reposan a unos 820 metros de profundidad, según constatan las cartas náuticas de la zona– no ha sido atendida. Madrid, que sí analizó las posibilidades de recuperar cadáveres, como constata un informe (sin firma ni fecha) de Salvamento Marítimo, ha supeditado cualquier movimiento a lo que requieran tanto los técnicos de la Ciaim (Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos, dependiente del Ministerio de Transportes) como del juzgado que instruye la investigación.

Pero no hay sala responsable de este caso, al menos de forma definitiva, porque Fiscalía de la Audiencia Nacional ha abogado porque éste sea trasladado a Vigo. De momento, y bajo la batuta del magistrado Ismael Moreno, tanto el patrón del barco, Juan Enrique Padín, como la armadora, Pesquerías Nores, serán investigados por la presunta comisión de cuatro delitos: homicidio por imprudencia, contra los derechos de los trabajadores, falsedad documental y encubrimiento.

Como desveló FARO, un informe técnico, elaborado a petición de las familias de los tripulantes, avaló sin fisuras una operación subacuática para filmar el casco, la posición de los aparejos, la estructura externa del barco para obtener pruebas que aclaren las causas del accidente. La “preparación y movilización” de un barco capaz de realizar esta misión “no debería ser superior a 10 días”. El estudio lo firma el capitán Rodrigo Tuero, de la empresa Marítima de Consultores Asturleonesa. “Considero perfectamente plausible la realización de una operación de búsqueda del pecio y posterior reconocimiento exterior mediante un ROV” (remoted operated vehicle, un robot operado a distancia), expone como conclusión.

Las opciones

Esos 810-820 metros de profundida en la que permanece el casco del Pitanxo –puede estar partido o de costado– es un rango imposible de explorar, como han demostrado infinidad de misiones científicas o de carácter privado (como el Titanic). De acuerdo al informe de Rodrigo Tuero, el primer paso habría de centrarse en localizar los restos del buque.

Aunque se tengan las coordenadas precisas del último punto desde donde se recibió la señal del pesquero, esto no significa que esté justo en posición perpendicular (en el fondo). Por tanto, sería necesario disponer de equipos con un magnetómetro o sonda lateral –como los que tienen los oceanográficos– para hacer barridos con señales multihaz. El fondo del mar no es una superficie plana y diáfana: esa sonda arrojaría distintos puntos de interés, que potencialmente podrían ser el barco, y que deberían descartarse uno por uno hasta dar con él.

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Para el autor de este informe, bastaría con acotar una zona de 25 millas cuadradas, que se podrían barrer con estos equipos en unas 24 horas. Al robot submarino, añade, le bastarían otras 48 horas para reconocer de proa a popa el pesquero. Que puede estar ladeado o deformado, pero que debería tener amarrados a las maquinillas de cubierta los aparejos, que previsiblemente embarraron (engancharon) y precipitaron una entrada masiva y fatal de agua. Esto es lo que ha defendido uno de los tres supervivientes, Samuel Kwesi, a cuya versión dan respaldo tanto Fiscalía como los datos recibidos desde alta mar.

Pese a estudios como este, y a que el Gobierno no ha apuntado justificado razones técnicas para descartar esta operación, aunque sí ha aludido a “condicionantes de carácter legal” para no proceder a una localización del Pitanxo. “Existen otros condicionantes de carácter legal asociados con la zona en la que se encuentra el pecio, y las competencias de Salvamento Marítimo, y de otra índole”. No aclara cuáles son, en esta respuesta por escrito remitida al Congreso de los Diputados a una pregunta de Néstor Rego. El buque de Pesquerías Nores se hundió en aguas internacionales.

Mapfre y British Marine, intereses muy dispares para las aseguradoras de Nores

El Villa de Pitanxo, de 50 metros de eslora y construido en 2004, todavía figura como buque activo tanto en el censo de flota del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación como en el de la Comisión Europea. En las cuentas anuales de Pesquerías Nores Marín SL, la auditora (Galaicontrol) llama la atención sobre el siniestro: “Estando asegurado el valor del buque y la eventual contingencia de responsabilidad civil que pudiera derivarse para la empresa”. Según expone la compañía, el valor del barco cuenta con el seguro de Mapfre, “que está tramitando el siniestro a los efectos de su liquidación”.

Extracto de las cuentas de Pesquerías Nores Marín SL Lara Graña

Por contra, la responsabilidad civil que pudiera derivarse de un proceso judicial cuenta con la cobertura de una aseguradora británica, British Marine. Esta empresa, según apuntaron fuentes de la investigación a FARO, tiene la misma representación legal que Nores, Padín y Eduardo Rial, su sobrino. “Respecto de los fallecidos, la eventual contingencia de responsabilidad civil que, en su caso, pudiera derivarse para la empresa, estaría amparada por la póliza de seguro de Protección e Indemnización que la empresa tiene suscrito con la aseguradora British Marine, por las eventuales reclamaciones de responsabilidad civil, al estar cubiertas por dicha póliza”. Este periódico contactó con la compañía inglesa, ya que el Pitanxo no figura en la lista de barcos asegurados que tiene en su página web, pero no ha obtenido respuesta.

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