El clamor de los marineros del Pitanxo al patrón: “¡Arría cable! ¡Asesino, nos quiere matar!”

Samuel Kwesi declaró que nunca probó su traje de supervivencia | William Arévalo, el último en morir en la balsa: “Ahí tuve miedo”

Kwesie Koufie, a su llegada a la Audiencia Nacional. |   // MARISCAL

Kwesie Koufie, a su llegada a la Audiencia Nacional. | // MARISCAL / Lara Graña

Lara Graña

Lara Graña

VIGO

La protesta de mar fue la primera declaración que prestaron los tres supervivientes del naufragio del Villa de Pitanxo, el 19 de febrero en San Juan de Terranova (Canadá). Dice así.

“De repente el barco se queda sin máquina [...] lo que provoca que las olas entren de forma consecutiva por la rampa de popa [...] La acumulación masiva de agua provocó una escora pronunciada a babor [...] Procedo a activar el protocolo de abandono”.

Los tres la firmaron: Juan Enrique Padín (patrón), Eduardo Rial (sobrino del primero) y Samuel Kwesi Koufie.Pero solo dos ratificaron esta versión al llegar a España. El tercero, Kwesi, aseguró que la suscribió bajo presión tanto de Padín como de la armadora, Pesquerías Nores. Y ofreció un relato radicalmente de los hechos, tanto en la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra como en la Audiencia Nacional, que de momento instruye esta causa. Su testimonio, emitido ayer parcialmente el programa En boca de todos (Cuatro), desmonta por completo el de Padín, su sobrino y de Nores.

El motor

A una velocidad superior a los dos nudos, el Pitanxo viraba aparejo con la fuerza de unas maquinillas con capacidad para 3.500 metros de cable y la propulsión de un Wärtsilä. El buque empezó a vibrar, presumiblemente por el embarre (enganche) de las redes y la fuerza que imprimía el motor.

“¡Arría cable, arría cable!”, clamaron los marineros de cubierta, según este marinero. “Y algunos gritaban: ¡Asesino, nos quiere matar!” En el puente de mando no se tomó la decisión de dejar el aparejo atrás, manteniendo la presión sobre los cables, lo que escoró fatalmente al buque de 50 metros. “No es verdad de la parada de motor repentinamente”, repitió Samuel ante el magistrado Ismael Moreno.

El Pitanxo ya se está hundiendo, en medio de olas de hasta siete metros, con vientos de fuerza huracanada y una sensación térmica de 17 grados negativos. Es noche cerrada.

Así continúa el relato de este superviviente.

“¡Subid, subid a puente, hostias!”, gritó Juan Padín. “Ahí –prosigue Kwesi– es cuando empecé a tener miedo”. “Salgo –no dice de dónde sale, porque si estaba en parque de pesca no podía estar en cubierta– y vi que alguien lleva traje y que es el capitán”. Según su declaración, “algunos entraron al camarote a buscar el traje de supervivencia”. Asegura que sabía que este equipamiento estaba en bolsas, pero que no sabía cuál era el suyo. “Nunca me lo dieron para saber cuál es mi talla”. La armadora, tal y como expuso a Inspección de Trabajo, ha apuntado que la tripulación realizó un simulacro en Marín con estos trajes. “Entonces alrededor vi que estaba Eduardo y llevaba traje”. Si algún marinero de los que bajó a buscar el suyo lo consiguió, no pudo ser ninguno de los otros seis que subieron a la balsa. Kwesi ha repetido, también en la Audiencia Nacional, que solo lo vestían Padín y el sobrino.

“Cuando murió el último, que es William [Arévalo], yo me asusté, tuve miedo y dije: ahora, sino me mata el frío, porque estos dos son familiares me matarán ellos. Eso lo dije así, como broma”.

Padín y Nores serán investigados por cuatro presuntos delitos: 21 homicidios por imprudencia grave, contra los derechos del los trabajadores, falsedad documental y encubrimiento.

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