La bahía de Quintero-Puchancaví era apenas una villa dedicada a la agricultura y pesca tradicional hasta que en 1958 el entonces Gobierno de Chile tomó una decisión quetras más de 50 años la ha convertido en uno de los lugares más contaminados del mundo. “No queda nada”, lamenta la portavoz de Mujeres de Zonas en Sacrificio en Resistencia Quintero-Puchuncaví, Katta Alonso.

Un “área de sacrifico ambiental” donde la industria prevalece sobre la salud ciudadana, envuelta a diario en una nube tóxica que causa lluvia ácida e intoxicaciones masivas como la que esta semana afectó a mas de 150 personas.