Portugal borra todo vestigio de la era Sousa en la antigua planta de Pescanova

Recibe fondos europeos por más de seis millones para la cría de lenguado y rodaballo

Alevines de rodaballo, en una de las piscinas de la planta de Mira. |   // FDV

Alevines de rodaballo, en una de las piscinas de la planta de Mira. | // FDV / Lara Graña

Lara Graña

Lara Graña

VIGO

Manuel Fernández de Sousa concibió la construcción de la factoría de rodaballo en Mira (Portugal) como el proyecto superlativo. En dos vertientes: la industrial, porque sería la mayor planta acuícola para esta especie en Europa; y la política, porque se llevaría a otro país el valioso know how del grupo como reacción al desaire del bipartito hacia sus planes para el paraje protegido de Cabo Touriñán. Lo fue también en la económica –costó unos 200 millones de euros–, aunque no generó un roto en la compañía: financiado sin recurso (un project finance), fue la banca lusa la que tuvo que digerir el coste de una infraestructura que nunca funcionó.

Preveía producir al año 7.000 toneladas de rodaballo, aun cuando el consumo anual de esta especie en España, salvaje y de cría, no pasaba de las 15.000. El proyecto sufrió la mortandad masiva de crías, perdió sus emisarios en un temporal y no llegó a arrancar la segunda fase. No funcionó. Pero esa mole de jaulas, plásticos y hormigón ha sido obstinada contra sus inicios, y ha querido dejar atrás todo vestigio de la era Sousa. Primero, con un cambio de modelo de producción, primando el cultivo de lenguado por encima del rodaballo; segundo, con nuevo nombre e imagen de marca. Acuinova Actividades Piscícolas (Acuinova) se llama ahora Flatlantic.

“Somos la mayor piscifactoría portuguesa especializada en rodaballo. Somos la mayor unidad productora de Europa de lenguado y rodaballo con agua de mar. Somos Atlánticos: tenemos el mar en casa, dentro de nuestro gran pueblo pesquero en Mira, Portugal”. Este es su nuevo mensaje de presentación, ya sin rastro de la tipografía en rojo que unificaba, antaño, al enorme manojo de filiales de Pescanova SA. La compañía prevé alcanzar las 10.000 toneladas de lenguado en 2030, por otras 6.000 de rodaballo. Esto obligará a un cambio tanto de los procesos de engorde como de ajuste de la propia macrogranja. Antes de que Nueva Pescanova se deshiciese de este activo, en 2017, estimó en unos 100 millones la inversión necesaria para poner a funcionar ambas fases de producción.

“Nuestro proyecto de expansión en lenguado es modular, iremos aumentando la capacidad productiva poco a poco”, expuso el pasado verano su responsable ejecutiva, Renata Serradeiro, miembro del fondo de inversión (Oxy Capital) que adquirió la factoría a la banca acreedora portuguesa. Su hoja de ruta es la siguiente: lanzar al mercado los primeros lenguados de cría a finales de este 2022, con 175 toneladas, hasta llegar a esas 10.000 a finales de la presente década. Prevé pasar de 149 empleados a 450, y triplicará ventas (113 millones) en el mismo periodo.

Ayudas

Como figura en el portal de transparencia de la administración que dirige António Costa, Acuinova –consta todavía como tal, no como Flatlantic– ha recibido subvenciones para seis proyectos, con cargo a fondos europeos. En suma, totalizando una financiación de 6,4 millones de euros. Las más cuantiosas se corresponden con ayudas para la “unidad de engorde de lenguado”, para “maternidad de pescados marinos” o “modernización de la producción de rodaballo”. También resultó beneficiaria de una línea articulada por Lisboa para compensar las pérdidas derivadas de la pandemia, así como de un programa para la modernización de los sistemas de alimentación o la mejora de las condiciones de trabajo y seguridad. Ambas especies consumen gran cantidad de circulante, dado que requieren de unos 900 días para alcanzar un tamaño óptimo (2,3 kilos).

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