Así localizó a otro "Pitanxo" este cliente del naval vigués... y a 2.700 metros
Lo consiguió en 2013 con el “Falkor”, que será reemplazado por un oceanográfico que se construye en Freire | Canadá niega problemas técnicos para realizar la misión al “Pitanxo”

El “Falkor”, con el robot en primer término / FDV

Un informe sin fecha y sin firmar, con el membrete de Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar). Dos carillas de papel en las que los técnicos, a petición del Gobierno, desestimaron la posibilidad de bajar al pesquero Villa de Pitanxo, que naufragó el 15 de febrero a más de 250 millas de Canadá y en el que perecieron 21 de sus 24 tripulantes. Pero ese diagnóstico se basó en una única pregunta: ¿Es posible una operación de rescate de los cuerpos de los desaparecidos? Y no es la cuestión por la que pelean las familias de los marineros, conscientes de que la recuperación de cadáveres es inviable. Su demanda es otra: ¿Por qué no se baja al Pitanxo, para disponer así de información que clarifique qué sucedió a las 5:24 horas de aquella noche de febrero?

Imagen submarina del “Katmai”, obtenida gracias al “Falkor”. | // BOEM / Lara Graña
Dicho de otro modo, Sasemar descartó una intervención para entrar en el buque en búsqueda de cadáveres, pero no motivó razones para no emprender una misión submarina que aporte imágenes, pruebas, del estado del pecio. A juicio de las familias, el barco de Grupo Nores puede arrojar información clave para la investigación, máxime cuando el patrón, Juan Padín, encara un proceso judicial por 21 homicidios por imprudencia. Y son múltiples las misiones similares emprendidas, también con barcos de pesca. Como la que realizó en 2013 el Falkor, un oceanográfico que será reemplazado por un buque investigador que se construye en Vigo. Se llamará Falkor Too, es del exCEO de Google Eric Schmidt y lo construye Freire.
En el año 1972 se hundía, frente a la costa de Alabama, el pesquero Katmai, de escasos veinte metros de eslora. Fue un misterio. Iban cuatro personas a bordo: Oskar Joos (armador), su esposa, el hijo de ocho años y el marinero Clinton Hollevoet. Partió un 18 de febrero de la costa de Alabama, pero nunca llegó a su destino (Anchorage, Alaska). Cuarenta años después entró en escena el Falkor, propiedad del Schmidt Ocean Institute, una institución que opera el único buque oceanográfico de carácter filantrópico en todo el mundo.
En coordinación con el Gobierno federal (a través de la Bureau of Ocean Energy Management), localizaron los restos del Katmai. Estaba fueras de aguas jurisdiccionales norteamericanas, más de 200 millas mar adentro. Un robot submarino (ROV, remote operating vehicle) logró imágenes del pesquero, que se encontraba en muy buen estado de conservación. Fue entonces cuando la entidad encargada de realizar las investigaciones por siniestros marítimos en Estados Unidos (Coast Guard Investigations National Center of Expertise) inició una investigación.
Los restos del Katmai yacían a más de 2.700 metros de profundidad. Se estima que el Pitanxo, como mucho, pueda estar a 1.000 metros bajo el mar. Con todo, el Gobierno central ha reiterado su negativa a emprender una misión como la del Katmai o la del submarino ARA San Juan, en la que sí participó con equipamiento del buque de la Armada Española BSR Neptuno.
Las familias
“No pedimos nada más, no pedimos el rescate de los cuerpos, eso se pidió en un primer momento porque es normal, pero vamos camino de seis meses y no estamos pidiendo quimeras, solo que se investigue”, exhortó ayer desde Madrid María José de Pazo, hija del jefe de máquinas, tras reunirse con el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo. Acompañada de más familiares de los tripulantes del Pitanxo, fue recibida antes por la embajadora de Canadá en España, Wendy Drukier, quien constató, según pudo saber FARO, la falta de contactos entre ambas investigaciones después de la repatriación de los tres supervivientes y los nueve cadáveres recuperados.
“La embajadora nos ha atendido de forma muy educada y muy sensible y nos ha confirmado de forma verbal, y lo hará de forma escrita, que no hay impedimento legal por parte de Canadá que impida bajar al pecio hundido”, añadió De Pazo. El Gobierno de Justin Trudeau no podría oponerse a ninguna prospección, ya que el naufragio se produjo en aguas internacionales, no dentro de sus 200 millas. Pero la provincia de San Juan de Terranova sí podría servir de base de operaciones para una eventual delegación de rescate.
“Agradecemos los días de luto nacional, muchas corbatas negras, pero queremos actuaciones por la memoria de los 21 fallecidos, por respeto a toda la gente de mar, que está navegando, y no se hizo nada, por lo que nos hemos visto obligados a venir hasta Madrid para decir que es una vergüenza que no se hizo nada”, zanjó la portavoz de las familias.
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