Un nuevo análisis global sobre 18 cordilleras submarinas durante los últimos 19 millones de años identifica una desaceleración de la expansión del fondo marino, lo que podría significar una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero de los volcanes.

La expansión del fondo marino (a través de la nueva corteza oceánica que se forma impulsada por la tectónica de placas) y su velocidad da forma a procesos globales como el nivel del mar o el ciclo del carbono. Las tasas más rápidas tienden a causar más actividad volcánica, lo que libera gases de efecto invernadero, por lo que descifrarlas ayuda a contextualizar los cambios a largo plazo en la atmósfera.

Hoy en día las tasas de propagación alcanzan un máximo de 140 milímetros por año, pero alcanzaron un máximo de alrededor de 200 milímetros por año hace 15 millones, según el estudio publicado en Geophysical Research Letters.