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Bruselas apaga el fuego con la cría de pulpo en granjas: esta es su decisión final

Los comisarios de Seguridad Alimentaria y Pesca firman un documento conjunto

Uno de los ejemplares criados en cautividad en el Pescanova Biomarine Center. | // MANUEL E. GARCI / NPVA

El pulpo es una de las especies de mayor tirón para la industria pesquera española. De ahí, por ejemplo, las inversiones en capacidad extractiva de primeros espadas del sector –Pescapuerta, Profand, Iberconsa o Pereira– en aguas de Marruecos o Mauritania, que en cierta medida han suplido el mercado que Galicia perdió cuando su flota fue expulsada del caladero mauritano en 2012. Pero los recursos naturales son finitos, y esta es la verdad no discutida que ha alimentado una mayor apuesta por la acuicultura a nivel mundial. También en la cría de pulpo. La presión de algunas entidades medioambientalistas y de partidos políticos, aludiendo a la necesidad de prohibir su cultivo, llegó a calar en territorio comunitario.

Por dos veces, como desveló FARO, la comisaria de Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, dejó la puerta abierta a vetar esta actividad comercial, por considerar que “la cría de especies carnívoras puede suponer una presión adicional sobre las poblaciones de peces salvajes”. El discurso ha cambiado ahora: “En las opciones previstas [en la nueva legislación sobre bienestar animal, en fase de revisión] no se incluye la prohibición de la cría de cefalópodos en cautividad”.

Así consta en una carta firmada tanto por Kyriakides como por el comisario de Pesca, Virginijus Sinkevicius, a la que ha tenido acceso FARO. Una misiva que responde a las inquietudes manifestadas por los eurodiputados populares Francisco Millán Mon, Dolors Monsterrat y Gabriel Mato, que se dirigieron a la responsable de Seguridad Alimentaria tras la noticia de este periódico. “En su carta manifiestan su preocupación en relación a una respuesta de la Comisión que dice que la cría de animales carnívoros, como los pulpos, puede poner en riesgo las poblaciones salvajes de peces”, arranca el documento.

“Apuntan además –continúa– que la Comisión no debería crear obstáculos para el desarrollo de la acuicultura de pulpos en la Unión Europea, y que la UE ya importa una gran cantidad de productos pesqueros para satisfacer su demanda”. Los comisarios defienden a continuación que el objetivo del plan de acuicultura 2021-2030 pasa por que el sector sea una “referencia global en sostenibilidad”.

La alimentación

Es en el tercer párrafo donde calma la enorme preocupación de la industria, en un segmento en el que Nueva Pescanova, por ejemplo, es referente. “En cuanto a la revisión de la actual legislación sobre bienestar animal [...] en las opciones previstas no se incluye la prohibición de la cría de cefalópodos”. Con todo, en Bruselas parten de la base de que la alimentación en especies como el pulpo de acuicultura se basa en pescado capturado a tal efecto.

Este es el motivo por el que recomienda a las empresas que se centren en la cría de especies que ocupen de los últimos puestos de la escala trófica, como las algas o los peces herbívoros. Pero la industria ya ha desarrollado métodos de alimentación alternativos. El estudio con el que la compañía Pereira se introdujo en el cultivo de pulpo ya lo puso de manifiesto, administrando enriquecedores a la artemia que simulan la composición nutricional de las presas naturales.

Y Nueva Pescanova, que prevé sacar al mercado la primera producción de cría en 2023, también. Los investigadores de su centro de investigación acuícola, Pescanova Biomarine Center, están investigando sustituciones de materias primas de origen animal por otras de origen vegetal, como es el caso del uso de la espirulina (alga). A día de hoy, la alimentación de sus pulpos se basa ya en nutrientes de origen vegetal y en pescado que no se destina al mercado de consumo humano.

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