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El Gobierno reclama apoyos en la UE para vetar a barcos rusos en aguas nacionales

Las autoridades portuarias gallegas, a la espera de conocer las nuevas directrices

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El yate “Sailing Yacht A”, del magnate Andrey Melnichenko, hace un año en Vigo. R. Grobas

El Gobierno de Boris Johnson se convirtió, este lunes, en el primero del continente europeo en vetar el acceso a puertos británicos de cualquier barco de pabellón, registro, propiedad, control u otro tipo de vínculo directo con Rusia. “Dada la acción ejecutada por Putin en Ucrania –publicó en Twitter su ministro de Transportes, Grant Shapps–, he dejado claro que estos barcos NO son bienvenidos aquí”. Shapps conminó a los usuarios de la red a retuitear su mensaje “para alentar a todos los países a hacer lo mismo en apoyo de los ucranianos”. Esta decisión se adoptó el mismo día en que el Consejo de la Unión Europea acordaba el cierre del espacio aéreo a las aerolíneas de la Federación Rusa, sin que se hubiesen adoptado, de momento medidas en el ámbito marítimo. Pero España ya lo ha planteado formalmente.

Necesita para ello el respaldo de los Estados miembro, ya que, acotan desde el Ministerio de Transportes, deberá adoptarse en el seno de la Unión Europea. “Entre las que está estudiando aplicar –concreta el Ejecutivo–, se encuentran algunas como prohibir el acceso de buques rusos a nuestros puertos, la prohibición de suministrarles combustible o avituallamiento en puertos españoles”. Las autoridades portuarias, como la de Vigo, todavía no han recibido instrucciones de cómo deberán proceder ante los barcos de pabellón ruso. Este lunes fondearon en Cíes dos cargueros, Topaz Don y Topaz Moskva, con destino a los puertos de Viana do Castelo y Aveiro, respectivamente. La parada frente a las islas fue para ponerse a resguardo del mal tiempo. Pero la intención del Gobierno español es de “incluso impedir el acceso de los buques rusos o propiedad de empresas rusas a aguas españolas”, sin que puedan acceder, por tanto, dentro de las 200 millas jurisdiccionales.

El de Vigo es uno de los puertos de referencia para escalas de grandes buques de recreo. Como el Sailing Yacht A, un yate de ciencia ficción –y 500 millones de dólares– propiedad del magnate de la energía y fertilizantes Andrey Melnichenko. También ha recibido la visita del Luna, de 115 metros de eslora, y que Roman Abramovich vendió por unos 400 millones de dólares. En suelo español está también el Tango, yate del multimillonario empresario de aluminios Viktor Vekselberg, amigo personal de Vladimir Putin. El pasado sábado, un marinero ucraniano fue detenido tras intentar hundir el Lady Anastasia, propiedad del empresario de armamentística –y proveedor de la guerra– Alexander Mijeev.

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