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La Ciaim dispone de un año para aclarar las causas de la tragedia

La investigación depende en gran medida de las declaraciones de los rescatados al no poder acceder a la caja azul | Expertos aluden a la intensidad de las olas para explicar el siniestro: “Eran de gran pendiente”

Aspecto de la cubierta de un barco gallego en NAFO durante la pasada noche. | // CEDIDA

Un corrimiento de la carga, una entrada de agua al barco a la hora de subir el aparejo o hasta un posible impacto con un bloque de hielo. Las hipótesis sobre lo que pudo ocurrir para que el Playa de Pitanxo naufragase en aguas de NAFO son precisamente eso, hipótesis. Todo dependerá de lo que resuelvan los expertos de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), cuya labor se complica sobremanera en este caso al no haber ni rastro del barco siniestrado. Su trabajo dependerá en gran medida de dos patas: los datos satelitales y de comunicación emitidos por el buque y, sobre todo, los testimonios del capitán y los otros dos supervivientes.

El ente, dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, tiene que tener una investigación concluida en el plazo de un año, como informó a este medio el secretario de la Ciaim, Francisco Mata, cuando tuvo lugar la tragedia del Sin Querer Dos, el cerquero que se hundió al sur de Fisterra en 2018 y que dejó cuatro víctimas mortales. Eso sí, la publicación de los mismos se suele dilatar, en especial si se trata de casos graves que requieren más trabajo, como es el del buque de Marín.

Para llevar a cabo su investigación, los expertos de la comisión primero realizarán una calificación del siniestro antes del inicio, que no puede demorarse más de dos meses, para luego recoger los datos. En estos casos, dependen en gran medida de lo que son capaces de recabar sobre el propio buque siniestrado, algo imposible en este caso al no haber localizado el Villa de Pitanxo, que estará en el fondo marino. De tener acceso, dispondrían de la llamada “caja azul”, un dispositivo similar a la caja negra de los aviones.

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Desolación entre los familiares: la tragedia en tierra al otro lado del océano Agencia ATLAS

Al no poder acceder a este elemento clave, la Ciaim depende de los otros que sí pueden recoger. Para empezar, de los planos del propio barco, incluyendo las remodelaciones que pudiese sufrir en los últimos años. Para seguir, los documentos pertinentes tanto de la casa armadora como de las autoridades marítimas tanto de España como de Canadá, para comprobar los permisos o para la reconstrucción cronológica de lo sucedido (con las transcripciones de las comunicaciones con los servicios de rescate y socorro).

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Sin embargo, los datos más importantes de los que dispondrán los investigadores dada la naturaleza del siniestro son las declaraciones de los tres supervivientes: Juan Padín, Eduardo Rial y Samuel Kwesi. A ellos los entrevistarán y de sus declaraciones y los informes disponibles la Ciaim podrá elaborar una reconstrucción de los hechos, que culminará con la determinación de una causa del accidente y unas recomendaciones sobre seguridad.

Expertos

A la espera de lo que pueda resolver la Ciaim, la tragedia del Villa de Pitanxo deja varias incógnitas. Para el ingeniero naval Primitivo González, “puede haber varias razones” y “solo se sabrá con lo que diga el patrón”.

El catedrático de Construcción Naval de Ferrol explica que, tras analizar las condiciones del mar en las que navegaba el barco, lo que está claro es que “las olas llegaban con mucha frecuencia al casco”. “Lo que es probable es que entrase agua dentro durante el izado del aparejo para vaciar el copo, lo que llegó a una pérdida de estabilidad”, comenta el también exprofesor de la Universidad de Vigo. Para González, otra explicación podría estar en “un choque con un bloque de hielo” o una parada de motor que los dejase a merced del mar, “impidiendo que pudiese capear el temporal”.

Radiografía del "Villa de Pitanxo"

Radiografía del "Villa de Pitanxo"

Sobre esto último también se pronuncia Serafín Blanco. El capitán del Estai durante la guerra del fletán, gran conocedor de NAFO, recuerda que “un barco nace para capear todos los temporales” y que “está para afrontar todo”. “En circunstancias normales, un barco está para lo que le echen; tuvo que pasar algo raro”, resume.

Otro ingeniero naval de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) también valoró para FARO lo acontecido. En este caso se trata de Antonio Souto-Iglesias, hijo del capitán del Marbel, el buque que naufragó hace 44 en Cíes dejando 27 víctimas. “Todos los buques tienen que cumplir con unos criterios que les permitan resistir las condiciones” que vivió el Villa de Pitanxo, explica, “dicho esto, los movimientos inducidos por las olas son más importantes cuando las olas son de gran amplitud”.

Para Souto-Iglesias, las olas de “gran pendiente” que se daba en la zona del siniestro provocaban que “la navegación fuese más peligrosa”, aunque recuerda que “otros buques similares estaban navegando en la zona”. “Por ello tuvo que ocurrir o aparecer algún acontecimiento que hiciese que la situación a bordo del buque se volviese más peligrosa aún e hiciese finalmente que el buque se perdiese en el fondo marino”, resume.

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