Doble amenaza para el caladero gallego en Namibia: fosfato... y ahora también petróleo

Un consorcio anuncia el descubrimiento histórico de un depósito de crudo mar adentro, en la frontera marítima con Sudáfrica

El Lalandii 1, uno de los buques de Pescanova, saliendo del astillero Armón

El Lalandii 1, uno de los buques de Pescanova, saliendo del astillero Armón / MARTA G. BREA

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

El Lalandii 1, arrastrero construido por Armón Vigo para Novanam, de Nueva Pescanova, estaba ayer por la mañana –según los datos satelitales– en el entorno de la Orange Basin, una cuenca situada en la frontera marítima entre Namibia y Sudáfrica.

La minera NMP relanza su proyecto de arena fosfática

Camino al caladero, el buque navegaba libre, con otros pesqueros de ambos países situados a millas a la redonda y varios mercantes, petroleros y quimiqueros que transitaban por allí siguiendo sus rutas. La imagen que ayer veía el patrón desde el puente del barco, sin embargo, podría cambiar radicalmente en los próximos años.

En aguas namibias trabajan unos 40 pesqueros cuyo capital es gallego

El caladero namibio, en el que faenan unos 40 buques de capital gallego, está amenazado por dos actividades, una vieja y una nueva, que generan un efecto en el medio y las especies que captura la flota: la obtención de fosfato en el fondo marino que sigue pretendiendo la minera Namibian Marine Phosphate (NMP) y, ahora también, la extracción de petróleo. Las firmas Shell, Qatar Petroleum y Namcor anunciaron el descubrimiento de un yacimiento mar adentro que apunta a contener entre 250 y 300 millones de barriles de crudo en la misma cuenca en la que ayer navegaba plácidamente el Lalandii 1.

Las aguas de Namibia representan uno de los caladeros más ricos de la costa africana y la presencia de las armadoras gallegas es ya histórica en la zona. Sin embargo, estas aguas también albergan otros recursos en el subsuelo marino que atraen a grandes corporaciones. Una ya trabaja allí, el gigante De Beers, que remueve los fondos en busca de diamantes, la única empresa que lo hace en el mundo. De hecho, su filial Debmarine recibió recientemente el primer buque creado específicamente para extraer la piedra preciosa: un imponente barco de 177 metros de eslora, el Benguela Gem, que ayer estaba en la zona de trabajo, en el área donde desemboca el río Orange, cuya ciudad más importante en la zona, Oranjemund, fue levantada para esta industria.

La doble amenaza en el caladero de Namibia

La doble amenaza en el caladero de Namibia / Hugo Barreiro

Nuevo comienzo

El trabajo de la minera De Beers es el único que figura en el mar namibio, aunque en los próximos años podría no estar sola. Al menos eso es lo que quiere Namibian Marine Phosphate (NMP), que pese al revés judicial del pasado verano vuelve a la carga para lograr llevar a buen puerto los trabajos en el área de 2.233 kilómetros cuadrados (equivalente a más de 312.000 campos de fútbol) que tiene licenciada a 120 kilómetros mar adentro al sudoeste de la ciudad pesquera Walvis Bay y a unos 60 kilómetros de la costa namibia.

La firma, propiedad del multimillonario omaní Mohammed Al Barwani (85%) y del namibio Knowledge Katti (15%), recibió la licencia sobre el área en 2011, pero no fue hasta 2016 cuando causó gran controversia en el país. Su proyecto, denominado Sandpiper, quería taladrar el fondo marino para extraer fosfato durante 20 años.

  • La extracción de fosfato en el caladero de Namibia acecha a la flota gallega

Las asociaciones pesqueras, así como buena parte de la sociedad namibia, se posicionaron en contra por los posibles efectos en el medio ambiente que dejaría la minería submarina. De hecho, la industria denunció ante los tribunales la validez de la licencia ambiental que NMP llegó a recibir desde el Gobierno.

El pasado junio el juez tumbó esta licencia, como buscaba la flota, pero no llegó a invalidar el permiso recibido en 2011 por la empresa, que ahora ha decidido volver la carga. La empresa acaba de anunciar el inicio de un nuevo proceso para conseguir todas las licencias ambientales necesarias para empezar su actividad. Así, NMP ha elaborado una nueva hoja de ruta que comienza con el Certificado de Autorización Ambiental. Por el momento, no se pone fechas para el inicio de actividad, con la que prevé generar casi 4.000 empleos directos e indirectos.

Oro negro

La minería submarina es una actividad “nueva” y con fuerte oposición en buena parte del globo. Aunque otras actividades que gozan de mayor respaldo, como es la búsqueda de petróleo. Namibia todavía no lo trabaja, pero un consorcio cree que estar más cerca de conseguirlo. Shell, Qatar Petroleum y Namcor anunciaron los resultados alcanzados tras la exploración del pozo Graff-1, en el área licenciada PEL 39 de la Orange Basin.

“Esperamos que este descubrimiento despeje las dudas sobre el potencial hidrocarburífero de Namibia y abra un nuevo amanecer en la futura prosperidad del país”

Immanuel Mulunga

— Responsable de Namcor

Los trabajos del consorcio comenzaron el pasado diciembre en una zona situada a 270 kilómetros mar adentro desde la ciudad de Oranjemund. Allí estiman unos recursos de entre 250 y 300 millones de barriles de crudo, aunque todavía es pronto para realizar el cálculo. Namcor es propiedad del estado namibio y tiene el 10% del consorcio. La semana pasada, el ministro de Minas y Energía, Tom Alweendo, felicitó a las compañías por el hallazgo.

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