Además del incremento de la demanda exterior de productos con base de proteína marina, la industria pesquera gallega lleva años haciendo palanca para mejorar su volumen de exportaciones sin dejarse llevar por los vientos de cola. No solo con la búsqueda de nuevos mercados, sino con una doble estrategia industrial que pasa por más capacidad de transformación y mayor valor añadido en su portfolio de productos.
Un esfuerzo que se ha traducido en inversiones en flota (Malvinas, Argentina o Mauritania), factorías (de Profand, Iberconsa, Pescanova, Fandicosta o Congalsa) o capacidad logística (Atunlo, Frialia, Hermanos Fernández Ibáñez o Interatlantic). Ha habido buena cosecha: el sector cabalga hacia un nivel de facturación anual en el extranjero de 2.500 millones, un umbral inaudito. Solo hasta el 30 de noviembre –último mes del que se diponen cifras–, transformadoras de pescado, armadoras, traders y conserveras superaron los 2.200 millones de euros en ventas exteriores. Sin contar por tanto con el mes de mayor tirón del consumo estacional, diciembre, la industria sumó un récord absoluto.
El pescado (congelado, fresco o refrigerado) y sus elaborados lograron compensar la caída del sector conservero, que volvió a registrar cifras más habituales después de la eclosión de ventas del año de la pandemia. En 2020, la conserva cerró el ejercicio con exportaciones por casi 750 millones de euros, un 25% superiores a las del año anterior; ahora, a expensas de conocer los volúmenes de diciembre, se quedó por encima de los 610 millones de euros.
En todo caso, el empuje de productos como el pulpo o el langostino disiparon cualquier atisbo de retroceso en el conjunto de ventas exteriores de la industria. Las elaboraciones de pescado rebasaron los 1.450 millones. Con tres segmentos destacados: el de refrigerados (productos listos para comer, con más de 100 millones en ventas), los crustáceos (183 millones) y los moluscos.
Estrategias
La apuesta por el valor añadido lo explica sin fisuras. La nueva factoría de Iberconsa en Vigo –su primera instalación de transformación en España– se gestó con ese objetivo, amén de atender la demanda en el mercado retail (minorista, en los supermercados). Tras una inversión de más de 15 millones de euros, el grupo que dirige Alberto Freire se marcó como objetivo alcanzar las 11.000 toneladas, precisamente con el foco en la valorización de productos de merluza y gambón argentino, de los que Iberconsa es líder mundial. Las empresas gallegas nunca habían alcanzado una cota similar de exportaciones de moluscos. Tampoco de crustáceos, que rebasaron los 575 millones de euros. La propia Iberconsa, Profand, Pescapuerta, Pereira o Pescanova han erigido al pulpo en una de sus grandes apuestas de futuro, tanto con capacidad extractiva en origen (Marruecos o Mauritania) como a nivel industrial (acuicultura en Canarias).