La verticalidad está en el ADN de la viguesa Lanzal, reforzada con la toma de control del 100% de Galicia Processing Seafood (GPS), la factoría de Marín en la que ya participaba al 50% a través de Galfrío. Esa operación fue determinante de cara al “empeño” del grupo por defender su propia marca, como ilustra su socio director Jacobo Fontán.
“Empezamos a creernos que podemos hacer marca”, abunda. Sobre todo en el retail de fuera de España –exporta en torno a un 70% de la producción–, donde la penetración de grandes marcas nacionales es menos definida.
Los esfuerzos en inversión han sido muy grandes en los últimos años –Rampesca, del grupo, ha renovado dos buques, Monteferro y Montelourido–, amén de las partidas destinadas al nuevo packaging y la configuración de procesos productivos.