Tras dos días de travesía desde el Gran Sol, en Irlanda, el pesquero “Manuel Laura”, de la casa armadora viguesa Herederos de González Parada y con buena parte de tripulación de O Morrazo, amarró pasadas las cuatro de la tarde de ayer en el puerto de Vigo para que su tripulación recibiera asistencia médica, tras confirmarse un positivo de COVID-19 el sábado pasado e ir en aumento los marineros con síntomas compatibles de coronavirus. Hasta el punto que cuando llegaron al puerto vigués entre nueve y diez de los doce tripulantes los presentaban, con fiebre y cansancio. Uno de ellos incluso llegó con algo más de 39 de fiebre. Sanidad fue confirmando a lo largo de la tarde hasta siete positivos, pendientes de los resultados de PCR a cuatro más. De estos, tres fueron evacuados a un hospital y el resto permanecen confinados en el barco, a la espera de la decisión que adopte hoy Coordinación Epidemiológica, debido a la falta de espacio en el pesquero, de 36 metros de eslora.

La sorpresa de la tripulación, que vivió una amarga experiencia de desatención a finales de la semana pasada por parte de las autoridades irlandesas llevadas por el pánico al coronavirus, hasta el punto de sentirse como “leprosos” y optar por el regreso a España, es que cuando llegaron al muelle en Vigo solo estaba la Guardia Civil y la Policía Portuaria, pero ninguna autoridad sanitaria. Casi dos horas después de la llegada, se encontraban a la espera de una ambulancia para el traslado de los enfermos con la armadora realizando múltiples gestiones para resolventar la situación. Al poco tiempo, y según confirman en el barco, llegaba otra ambulancia. Al cierre de esta edición, habían sido evacuados tres tripulantes en ambulancia a los hospital Cunqueiro y Povisa.