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Un millar de barcos desaparecen de Galicia desde 2005

Barcos de la flota de bajura protestando en Vigo por las últimas medidas de Bruselas. Marta G. Brea

El programa operativo que prepara el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para gastar el nuevo fondo pesquero comunitario identifica como uno de los principales retos frenar la falta de relevo generacional en el sector. Reconocen que las ayudas creadas hasta ahora, como es por ejemplo la partida para apoyar la compra del primer barco, no han sido efectivas o suficientes para revertir la situación. Una realidad que cada año que pasa va a más, sobre todo en Galicia. El bastión pesquero comunitario ha perdido casi un millar de barcos de la flota que faena en aguas nacionales desde 2005. De ellos, la mayoría corresponden al sector de artes menores, pero no son los únicos: el arrastre de litoral cayó en 61 unidades, con cuatro barcos menos solo en el último año. “La gente está cansada de tanta burocracia y de la falta de cuotas para pescar”, explica el presidente de la Federación Galega de Confrarías, José Antonio Pérez, que recuerda que los pósitos “están llenos de carteles de barcos a la venta y no hay quién los compre”.

Galicia cerró 2020 con un total de 4.147 barcos que operan en aguas nacionales

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El informe anual sobre la flota pesquera de la Plataforma Tecnolóxica da Pesca (dependiente de la Consellería do Mar) refleja que el año en el que explotó la pandemia de COVID la comunidad cerró con 4.147 barcos que trabajan en el llamado caladero Cantábrico Noroeste, es decir, en aguas de la comunidad gallega y del resto de la cornisa cantábrica. La reducción respecto al año anterior fue de 22 unidades, menor a la vivida en los cursos previos (en 2019 se perdieron 35 y en 2018 fueron 47) debido principalmente a la importancia crítica de la flota durante la crisis sanitaria, considerado un sector esencial por traer alimento a tierra.

Pese a los datos, el ritmo de desaparición de la flota gallega de litoral es de una media de 65 barcos al año desde 2005, con un total de 971 unidades. Y el segmento más castigado, como suele ser habitual, es el de las artes menores, con 847 barcos menos pescando con anzuelo, nasas, cerco, enmalle o de marisqueo a flote. “Muchos lo que hacen es jubilarse y algunos si tuvieran ayudas para el desguace ya lo hubieran hecho”, comenta Pérez.

Hugo Barreiro

No obstante, la paulatina caída del número de unidades dentro del sector también alcanza a otros segmentos cuya capacidad (arqueo bruto) es más alta. El arrastre de litoral es un ejemplo claro. Desde 2005 esta flota que captura rape, merluza, gallo o jurel menguó en 61 unidades, incluidas cuatro entre 2019 y 2020, superando por poco el medio centenar cuando hace 15 años superaban los 110 buques. El principal motivo detrás de esta caída son las cuotas, como critican desde el sector. Tanto por la escasez con los recortes adoptados desde Bruselas por parte del Consejo de Ministros (como pasa, por ejemplo, con la merluza sur) como por la concentración que llevan a cabo los armadores. Una cuestión de adaptación a las posibilidades de pesca disponibles.

La propia conselleira del Mar, Rosa Quintana, afirma en el prólogo del informe anual que la flota de arrastre de litoral “vuelve a estar entre las que más se ajustan” y que la reducción de cuotas en el Cantábrico Noroeste “tendrá segura replica en el devenir del conjunto de las flotas de este espacio”.

Entre el arrastre y el palangre se perdieron 88 barcos

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Lo mismo se puede decir que sucede con otros segmentos como el palangre, tanto de fondo como de superficie, con una reducción de 27 barcos. Si bien en el segundo caso la sangría de barcos de litoral se frenó en el último lustro (se redujo en 16 unidades desde 2005 hasta las 52 actuales marcadas en 2015 y a cierre del año pasado), no fue así en el caso de los pincheiros, que pasó de 32 a 21 buques en 15 años.

La excepción la marca el cerco. Si bien la flota mermó desde 2005 (con 24 cerqueros menos), el número se incrementó –tímidamente– en el último lustro, pasando de 147 unidades a 152 a cierre del pasado año.

Para el Ministerio de Pesca, “la principal palanca” para dar la vuelta a la situación de falta de relevo generacional “es conseguir que la pesca sea rentable para aquellos que la realizan” y mejorar también las condiciones socio-labores y de seguridad. Por ello, también apuestan por utilizar el nuevo Fondo Europeo Marítimo Pesquero y Acuícola (Fempa) para modernizar los barcos, invertir en infraestructuras portuarias y lonjas, aprovechar al máximo las capturas o la formación. Solo el tiempo dirá si es suficiente.

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