Nadar junto a un tiburón blanco sin medidas especiales de protección permite a la oceanógrafa española Gádor Muntaner derribar mitos en torno a los escualos además de documentar la verdadera personalidad de unos animales a los que considera "incomprendidos" y ve "imprescindibles" para los ecosistemas marinos.

Del mismo modo que los perros de las denominadas razas peligrosas no suponen una amenaza "si uno sabe interpretar su lenguaje corporal", tiburones como el blanco o el toro ofrecen su lado más "amable" ante el buceador experimentado, explica esta joven bióloga marina barcelonesa.

Lejos de ser los "devoradores de hombres" imaginados por el cineasta Steven Spielberg en "Tiburón" (1975) y sus secuelas, estos animales "son unos incomprendidos", ya que a diferencia de los otros reyes de la cadena alimentaria, como el jaguar en América o el león en África, "tienen muy mala fama" aunque su objetivo sea el mismo: "Equilibrar los ecosistemas que habitan".

"La forma en la que son filmados -devorando otros peces a cámara lenta- no contribuye a mejorar su reputación", señala Muntaner , quien considera que se "busca recrearse en el morbo y la sangre", de manera que aumenta su "leyenda negra inmerecida".