Alberto González-Garcés, biólogo que durante 16 años ejerció como director del Centro Oceanográfico de Vigo, publicó este año el libro José María Navaz y Sanz. La biología marina y la alegría de vivir. Navaz, investigador pionero en Galicia y País Vasco, fue también máximo mandatario del IEO en la ciudad olívica y estuvo muy ligado al deporte local y a la intelectualidad de la época. Sin embargo, destacó por sus estudios y avances en materia de investigación pesquera, sobre todo con sardina, anchoa, atunes y moluscos.

-¿Que le llevó a escribir sobre José María Navaz?

-Como director del IEO conocí la figura de José María Navaz, que había dejado muy buen recuerdo también como director del entonces Laboratorio. Tanto así que se le puso su nombre al primer barco de investigación que tuvimos. También cuando empecé a estudiar el mundo de los túnidos en la poquísima bibliografía que existía entonces de autores españoles uno de ellos era Navaz. Y más tarde, me intrigó su vida, ver qué hizo. Fue cuando descubrí que fue un pionero en investigación.

-Es por lo que se le conoce, ¿no?

-Exacto, es por lo que se le debería conocer. Pero además de pionero en Galicia o País Vasco, también descubrí que tuvo una vida de lo más diversa, porque además de licenciado y Doctor en Ciencias Naturales, también estudió Magisterio llegando a ser profesor ejerciendo en San Sebastián, formando a montones de generaciones de maestros. Luego también estuvo en la Residencia de Estudiantes, en Madrid. Ahí conoció a Federico García Lorca, Buñuel, Dalí?

-¿Era uno más entre toda la intelectualidad de la época?

-Sí. Y además, como era muy amigo de Lorca entró a formar parte en La Barraca [grupo de teatro], siendo actor durante varios años. Me di cuenta de que era un personaje doble o triplemente interesante, porque resulta que detrás de su faceta de investigador marino había un componente muy intelectual. Pero también deportivo.

-En su libro cita la fundación del Osasuna.

-Porque formó parte de la fundación del Unión Sportiva, que fue la semilla del Osasuna que hoy conocemos [se fusionó en 1920 con el New Club] y que también contribuyó, siendo jugador. También fue árbitro, llegando a ejercer en primera división. Todo alrededor de un investigador marino, reconocido a nivel de España y también internacional. Le gustaba vivir y todo le entusiasmaba. Un alumno me decía que era un Rodríguez de la Fuente de la época, un gran divulgador.

-Sin embargo, parece que en Vigo no se le recuerda lo suficiente, ¿no?

-Claro. Excepto el barco, que veía la gente del mar y era conocido, no. También ocurre lo mismo en el País Vasco, al menos es lo que percibo cuando hablo de él. Solo lo conoce la gente del sector. Y me llama la atención, porque hizo una obra interesante e importante.

-¿Cuál fue su mayor logro a nivel de investigación pesquera?

-Lo que más me llamó la atención es que fue una de las primeras personas que se da cuenta de que todos los recursos marinos están asociados al medioambiente, lo que hoy llamaríamos una visión ecosistémica. El reabre el oceanográfico de Vigo cuando llega a finales del año 1935 [llevaba 15 años cerrado] y redacta para el FARO DE VIGO un largo artículo explicando cuales van a ser sus líneas de investigación, que se publicó en febrero de 1936 y se resumía en investigar los recursos pesqueros, pero interesándose en todos los factores medioambientales que les podían afectar. Esto le lleva a hacer un primer estudio, que se llamó Los yacimientos de moluscos comestibles de la Ría de Vigo. Fue el primero, exhaustivo y muy completo. Y tenía muy pocos medios para hacerlo. También participó en la búsqueda de nuevos caladeros de pesca.

-¿Cómo lo llevó a cabo y qué descubrió?

-En los años 40, en plena II Guerra Mundial, los barcos que pescaban en Terranova [NAFO] necesitaban una alternativa. Él, con otros investigadores, van al banco canario-sahariano a intentar ver si existe una posibilidad de pesca alternativa para los bacaladeros. Y descubren que hay una posibilidad de iniciar una pesquería, concretamente de besugo y sus similares.

-¿Fue gracias a él que hoy barcos gallegos pesquen en aguas como las de Marruecos o Mauritania?

-Si, a él y a los investigadores que estaban con él. Aquella pesquería de besugo y similares se sobreexplotó y desapareció como especie de interés comercial y después evolucionó en la pesquería de pulpo, la que hoy se mantiene. También pateaba mucho los puertos y describió muchas especies raras. De hecho, en 1943 y 1945 hizo una descripción en toda España de artes, embarcaciones, puertos, pesquerías, cultivos marinos? Y tuvo tanta repercusión que se utilizó como libro de texto en escuelas náutico-pesqueros.

-Además de esto, ¿en qué especies centró sus estudios?

-Aquí, en Vigo, empezó a trabajar mucho con sardina, porque la gran pesquería gallega siempre fue esa. Fue cuando llega al País Vasco cuando la estudió con más profundidad, junto a la anchoa. En la primera había cosas hechas y el las amplió; en anchoa fue completamente un pionero, empezó los trabajos en el Cantábrico, desde lo más sencillo a lo más completo. Todo lo fue publicando en el Consejo Internacional para la Exploración del Mar [ICES, en inglés] y en revistas del oceanográfico y de la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa. También hizo estudios de chicharro y boga, todas las especies que captura el cerco.

-¿Y en el caso de los túnidos?

-Estudió tanto el bonito del norte como el atún rojo. Fue en el País Vasco, cuando se encontró las pesquerías enormes y, también en este caso, fue pionero, en el caso del atún rojo en colaboración con el investigador Rodríguez-Roda, de Cádiz. Navaz ayudó a introducir un nuevo sistema de pesca de atunes, el de cebo vivo. Creo que su mayor contribución fue esa junto al estudio de sardina, anchoa y de moluscos en la Ría de Vigo y de Pasajes.