El Reglamento General de Costas que redacta el Gobierno de España genera un rechazo creciente en Galicia. Cada vez son más las voces contrarias al articulado, el cual limita los periodos de concesión para que puedan operar en el litoral gallego empresas depuradoras,cocederos y conserveras.

Esta nueva legislación también condiciona el trabajo de los bateeiros, cofradías y, en buena lógica, el de todo tipo de negocios que, directa o indirectamente, viven del mar. De ahí que empresarios y productores empiecen a movilizarse, convencidos de que el Reglamento de Costas "condena a muerte no solo a una gran cantidad de industrias, sino también a numerosos pueblos del litoral gallego".

El primer paso fue la reunión mantenida el viernes en la sede de Mexillón de Galicia (Vilagarcía). El siguiente son las asambleas que van a celebrarse prácticamente en cada puerto. El decisivo, si este conflicto no se zanja antes, será el de las movilizaciones, en las que algunos ya piensan con fuerza.

Son muchas las reacciones que dejan patente el enfado del sector y su preocupación ante un futuro que creen comprometido. El sector considera que las limitaciones hipotecan su futuro. Desde la consellería se valora que afecta a 5.000 edificaciones de 80 ayuntamientos.