Científicos del CSIC, en colaboración con la Universidad de Miami y el IEO, han detectado un incremento del carbono orgánico disuelto en el océano Atlántico. Así, en el Atlántico sur hay un aumento de 27 millones de toneladas de carbono orgánico al año, mientras que en el Atlántico norte (que actúa como un sumidero) se eliminan 298 toneladas de carbono. "Todo este carbono que se adiciona en las profundidades oceánicas es carbono que no pasa a la atmósfera en forma de CO2 a corto plazo, lo que, en principio, no contribuye al efecto invernadero y eso es algo positivo", explica la científica del CSIC Cristina Romera Castillo.