El ataque en los últimos cinco años de una enfermedad endémica del Gran Arrecife de Florida a 23 especies de corales unió a la comunidad científica en Estados Unidos para extraer del mar un millar de estos animales que aún están sanos, preservarlos y lo más difícil tratar de reproducirlos en una o dos noches "mágicas" de agosto con la complicidad de la luna.

En vez de competir por ser el primero en la conservación de corales, unas sesenta entidades oficiales y privadas, esperan salvar para el futuro algunas de las 60 especies de coral que hay en Estados Unidos, de un total de 600 a 700 que existen en el mundo, explicó a Efe Andrew Baker, profesor de Biología Marina de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami (UM).

El problema es tan crítico, señaló Baker, que por primera vez una autoridad ambiental estatal permitió este año sacar del mar de los Cayos de Florida estos corales, que representan unas 15 especies, antes de que los ataque el mal.