El Portomayor es un arrastrero de 35 metros de eslora, ocho de manga y un arqueo bruto de 416 GT, construido en 1988 en la extinta Factoría Naval de Marín. Desde el 18 de abril también es una prisión para sus 26 tripulantes, dos de ellos gallegos. "No sabemos por qué estamos aquí". Habla desde el puerto guineano de Conakry su armador, Óscar Estévez, que en las últimas dos semanas ha tenido que ejercer de abogado, diplomático y casero; tiene a bordo a dos gendarmes armados para evitar que abandone el puerto. "Tengo que darles de comer". El Portomayor, con puerto base en Marín -pertenece a la sectorial Anacef-, ya no es el proyecto que emprendió Estévez hace tres meses en el país africano. El armador suscribió un acuerdo con una compañía local, por el que debía ingresar 40.000 dólares (35.700 euros, al tipo actual de cambio) por descarga. Hizo dos; solo cobró 13.000 dólares (11.600 euros), y con esa cantidad están subsistiendo sus 26 tripulantes. Y los dos invitados.

A la tercera -descarga- no fue la vencida y, ante las evasivas e impagos de la consignataria, decidió acudir al juzgado, aconsejado por sus abogados. "Presenté una denuncia para poder romper el contrato, vender por mi cuenta las capturas y comprar víveres". Y recibió el plácet judicial, asegura, lo que le permitió desvincularse de su antiguo socio guineano. Pero el Ministerio de Pesca local, comandado por Frédéric Loua, no dio por buena la resolución del juez. "Nos dicen que nos han apresado por carecer de permiso, por haber realizado una descarga ilegal". Es una versión que constata, en parte, la Secretaría General de Pesca, dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. A preguntas de FARO, fuentes del departamento dirigido por Luis Planas aseguran que "la retención del buque se ha producido debido a un litigo existente entre el armador y su consignatario guineano por el impago, por parte de este último, de las capturas desembarcadas". Eso sí, expone que ha sido ese litigio entre Estévez Lino Pesquera y la consignataria la razón por la que "el Ministerio competente haya solicitado la retención del barco hasta su resolución".

Óscar Estévez mantuvo ya una reunión con el titular guineano de Pesca. "Me dejó entrever que tendría que haber acudido a ellos antes que a la justicia". Le anticipó que ayudaría al armador gallego, pero de inicio ordenó a la gendarmería que hiciesen guardia en el pesquero. "No somos unos piratas", clama Estévez. El Portomayor operaba en Guinea Conakry con una licencia privada, ya que no existe un acuerdo de pesca entre el país y la Comisión Europea. Además de los dos gallegos -el propio Estévez y el patrón-, el resto de la tripulación está conformada por marineros de Guinea Bissau, Camerún o Togo. "El embajador de España ante Guinea Conakry -agregan desde el Ministerio, en referencia a José Leandro Consarnau- está realizando las acciones pertinentes para facilitar una solución oportuna a esta cuestión". También el director xeral de Relacións Exteriores de la Xunta, Jesús Gamallo, ha realizado gestiones para acelerar la liberación del buque. De momento el Portomayor cuenta con víveres y combustible. "Gracias al dinero de la última descarga, es con lo que estamos subsistiendo. Pero el combustible se está consumiendo", advierte el armador.