Cuando se gestaron los cimientos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados (Anfaco) la revolución industrial era un pálpito incipiente en Galicia, si acaso maquillado con los primeros pasos de la construcción naval o la salazón de emprendedores gallegos y capital catalán. Pero aquella iniciativa acabó por agrupar a la segunda mayor industria conservera del mundo, con 10.400 millones de volumen de negocio y más de 250 empresas agrupadas. "Nos reconciliamos con la incertidumbre", asintió ayer el secretario general de la asociación, Juan Vieites, tras la clausura de la ceremonia de entrega de las Medallas Anfaco. Un acto de doble celebración -además de los galardones, por los 115 años de la patronal- y algún recado a las administraciones. Uno a corto plazo y dirigido a Bruselas: "Evitar el impacto económico del incierto Brexit". Si el divorcio se ejecuta a las bravas, la conserva gallega afronta un arancel del 24%, con un sobrecoste de 60 millones de euros solo el primer año. Vieites reclamó también un abastecimiento suficiente de materia prima y el bloqueo en suelo europeo de todo pescado capturado de forma ilegal.

Anfaco volvió a premiar con su medalla de bronce la trayectoria de cuatro trabajadores, esta vez de Jealsa (María Luisa Lojo), Cerdeimar (Julio Carril), Friscos (Margarita Soñora) y Calvo (Carmen Ferreiro). Suyo fue el toque emotivo de la ceremonia, que también salpicó la intervención de la presidenta del Consello Económico e Social (CES Galicia), Corina Porro, galardonada con una de las dos medallas de plata. "La conserva es una seña de identidad para Galicia; Anfaco, un referente y un modelo a seguir por otras muchas actividades", destacó tras poner en valor el "honor" de compartir distinción con empleados con más de 40 años en la industria. "Este premio -concluyó- me anima a seguir cumpliendo con mi deber". La otra medalla de plata la recogió el expresidente de la Xunta Fernando González Laxe, quien puso en valor a figuras como Valentín Paz-Andrade o Xosé Manuel Beiras Torrado por su "defensa" del sector y por reivindicar la capacidad de éste de ejercer como elemento tractor de la industrialización gallega. Lo premió la conserva, una actividad con "dos señas de identidad: la capacidad de afrontar una competencia internacional sin miedos y la defensa de la cooperación entre empresas".

El vicepresidente primero del Senado, Pedro Sanz, fue el encargado de recoger la distinción de oro, concedida a la Cámara Alta, de quien Anfaco destacó su "lucha compartida para el sostenimiento de la producción en suelo español". Enfatizó Sanz el rol de los trabajadores, la "esencia" de la industria conservera, y su "ejemplo para tener éxito en el futuro". Calificativos unánimes, compartidos por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y la presidenta del Congreso, Ana Pastor. "Rompimos estereotipos; aquí se pueden rubricar historias de éxito y triunfar dentro y fuera", advirtió el máximo mandatario gallego, que aludió al papel de la conserva como generador de autoestima para Galicia. "La tradición y la excelencia son las claves de un sector puntero, que apostó antes que nadie por la seguridad alimentaria", agregó Pastor, quien apeló a trabajar desde las Cortes para "contribuir a hacer más grande" un sector que ya exporta la mitad de su producción.