La revista especializada Ocean and Coastal Management publicó en diciembre del pasado año un estudio de dos investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) en la que señalaban la existencia de 60.000 pescadores recreativos en Galicia, con unas capturas estimadas de 7.500 toneladas al año. Estas estimaciones, sin embargo, son solo eso: estimaciones. La ausencia de "cifras fidedignas" es uno de los principales problemas que rodea al sector y sus protagonistas han decidido ponerle freno. De la mano de los dos mismos investigadores, Pablo Pita y Sebastián Villasante, asociaciones de la comunidad urgen un mayor control y la necesidad de recopilar datos sobre la actividad porque, aseguran, "no hay nada". Y es que los expertos estiman también que la cifra de pescadores recreativos puede llegar incluso a las 120.000 personas en épocas como la primavera y el verano.
Los pescadores recreativos tienen un límite de capturas de cinco kilos diarios y, al contrario que le sucede al sector profesional, pueden realizar su actividad los 365 días del año. El pago de todas las licencias de esta actividad supone más de 180.000 euros en total (unos tres euros cada una) y entre las 38 especies que llegan a capturar, las principales son la lubina, el sargo y la maragota. Sin embargo, no existe un control sobre el nivel de capturas y desde las asociaciones de pescadores recreativos aseguran que "los datos son desastrosos".
Los investigadores de la USC organizaron en 2016 un taller de pesca recreativa en Galicia en el que estuvieron presentes los pescadores comerciales y recreativos, además de administraciones autonómicas y la ciencia. Desde entonces ha impulsado estudios e iniciativas sobre la actividad, ya que, según explican, la Unión Europea está pidiendo datos a los países miembro sobre la estructura de la pesca recreativa en sus costas, además de reclamar números sobre la actividad. Pablo Pita explica incluso que "hay riesgo a una multa" en caso de no aportarlos, lo que podría provocar incluso "la pérdida de acceso a fondos estructurales". "Portugal, Reino unido y Francia nos están tomando la delantera con programas estatales desde hace tiempo", alerta.
Paralelamente, los propios pescadores (tanto recreativos como profesionales) piden un mayor control. El presidente de la Federación Gallega de Pesca Marítima Responsable y Náutica de Recreo (Fedpemar), José Antonio Beiro, asegura que van a "intentar ayudar a la USC para recopilar datos" porque, asegura, "hasta ahora no hay nada sobre la pesca recreativa en España". "Lo que está claro es que todos queremos datos, porque es bueno para nosotros y para el sector profesional", apunta Beiro.
José Antonio Pérez, presidente de la Federación Galega de Confrarías de Pescadores, explica que los pósitos apoyan la iniciativa y que la ejecutiva dio "el visto bueno" a mejorar el control de la actividad. "Que haya un control es normal, para ver el pescado que se quita del mar", comenta Pérez.
El estudio
El estudio de Pita y Villasante especifica que la investigación sobre la pesca de ocio en Europa "es limitada, particularmente en los países del sur". En el caso gallego, los investigadores estiman que "se necesita información detallada para respaldar la gestión y reducir los crecientes conflictos entre los pescadores recreativos y otras partes interesadas".
Sobras las estimaciones que manejan, de los 60.000 pescadores recreativos unos 45.000 lo hacen desde la orilla, 12.000 son pescadores de caña y 3.000 usan arpón. En cuanto a la importancia económica, cada año gastan 86 millones en artes de pesca y otros gastos, mientras que los que son propietarios de embarcaciones gastan otros 11 millones.
En cuanto a su gestión, los investigadores señalan que "existe la necesidad de aumentar la presencia en las agendas de los responsables políticos" y que la Xunta "debe mejorar el servicio regional de pesca con conocimientos técnicos y estudios" para "garantizar que la pesca recreativa sea sostenible tanto ecológica como socioeconómicamente".
